lunes, 9 de febrero de 2009

Pero mira cómo pega!!!


Polvo en el pelo, en la ropa, en los muebles, en las ventanas. Polvo por todas partes. Es que vieron lo volátil que es, imposible de frenar. Pasa por los lugares menos pensados y ahí se instala, inmune al blem y a los plumeros.
Olor a pintura que se impregna por las fosas nasales, haciendo imposible la respiración. Mucho dolor de cabeza. Constante. Tipo jaqueca. Insoportable.
Y un crisol de razas trabajando.
Con todo esto estoy conviviendo, hace un mes, de lunes a viernes de 9 a 17 hs.
Hay obreros de Perú, de Bolivia y Paraguay. Pero al ser estos últimos mayoría, el idioma que predomina es el guaraní, que suena lindo y acelerado. Pero la impotencia de no entender absolutamente nada me exaspera.
Hablan todo el tiempo y se ríen con unas ganas que contagia. Pero yo estoy completa y absolutamente al margen. Y hasta dudo a veces si seré yo el motivo de tanto jolgorio. Aunque no habría razón alguna para serlo.
Quizás la causa de tanta alegría sea el olor a pegamento, a esmalte y a látex interior. Tiene que ser eso, porque me pasó a mi llegar casi dormida, e inmediatamente luego de traspasar la puerta, sentir una energía poco común en mi persona. Ando como loca escribiendo crónicas que tal vez sean producto de este estado alucinógeno; llego a casa y pongo el lavarropas, riego las plantas, lavo los platos y me quedo planchando hasta las tres de la mañana...no será mucho? Bueno, si, es mucho. Pero mi cuerpo y me mente andan anestesiados por culpa de Sherwin Williams. A ellos parece que el efecto les dura hasta el mediodía, porque después de comer, se hace un silencio absoluto y luego de varios días de no saber a qué se debía ese clima casi de iglesia, pude ser testigo de algo genial: DUERMEN LA SIESTA!!!!!!! Lástima que no fui la única que los vió; tuvieron la desgracia de haber sido descubiertos por mi jefe, quien les paga por hora (y parece que no había pactado esta cláusula). Para apaciguar los ánimos, le comenté que en muchas empresas automotrices de Europa, implementaron este sistema de descanso luego del almuerzo, ya que comprobaron que la mayoría de los accidentes de trabajo, ocurren luego de comer. Y parece que les sale más barato treinta minutitos de contar ovejas, que pagar algún miembro mutilado. Pero mi comentario careció de validez, teniendo en cuenta que sólo estaban pintando, sin necesidad siquiera de subirse a una escalera. Riesgo de accidente: nulo.
No pude hacer nada por ellos, saltaron del piso como resortes y al segundo y medio, todos estaban pincel en mano, dando la vigésimo cuarta mano de pintura a las paredes.
Sin embargo, sí pude leer sus mentes, una por una, en castellano puro, que maldecían que sus sueños hayan sido interrumpidos de esa manera.

Fer

2 comentarios:

  1. Che señora Nanda, ¿no le convidaron con un tereré?
    No se enoje con los compatriotas si alguno de ellos está Opira kutu. Al fin y al cabo, enfadarse es jagua ry'ái rei.
    Un beso grande y Jajuka mba'éna sebo'i.

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  2. Pienso que habría que preentar un proyecto en el Congreso para que el trabajador tengo el derecho, si quiere, de hacer una siesta después del almuerzo. ¿No es insalubre volver a trabajar después del almuerzo?Como Andrea Politti y todos sus séquitos fueron al Congreso por la ley de obesidad, marchemos para la media hora de siesta

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