jueves, 27 de diciembre de 2012

Mala Pata


Yo sentí el crack crunch crack; sentí el dolor inmediato al sonido, como el trueno le sigue al rayo. Elegí enderezarme, digna, pero debería haberme quedado desparramada en el piso, como la ley de gravedad lo indicaba.  Saludé a todos y partí, con una renguera mal disimulada hacia el auto. Y ahí quedé con toda mi humanidad al descubierto, llorando de dolor con Wolski y la noche como únicos testigos de mi eterna torpeza.

No podía cargarle al hielo la inmensa tarea de arreglar mis huesos, pero lo hice. Por bronca, por cansancio, por fiaca. Y puse en penitencia a mis zapatos insolentes, que ni siquiera eran tan altos.

El dolor me dijo buenos días imbécil y yo, obediente, me desperté no pudiendo pisar; entonces dejé de postergar lo impostergable y me dirigí hacia la guardia de traumatología, lugar donde debería haber estado horas antes y no estuve por las mencionadas razones.

Lo que siguió fueron placas de pie y tobillo, que diagnosticaron un señor esguince actual y otro mal curado de mis años mozos, el cual recuerdo a la perfección. De ahí a la bota ortopédica directo y de la bota al peligro de muerte constante.

Durante las primeras dos semanas de las tres que tenía indicada usarla, mi rutina no se alteró, cumplí con mis tareas laborales y maternales como siempre, con la salvedad de que si una tortuga me jugaba carrera, me ganaba por afano.

En ese tiempo no sólo comprobé la incomodidad de caminar con esa cosa de plástico rígido, sino que además, descubrí que es una total amenaza para los días de lluvia. Su suela de goma eva, completamente lisa, puso mi vida en riesgo más de una vez. Ahí es cuando entendí esa famosa frase “a veces es peor el remedio que la enfermedad”. Me pareció increíble que no la fabriquen con antideslizantes. O por lo menos ésa, que tenía yo, no los tuviese. Porque después vi la tapa de una revista con la modelo Paula Chávez, quien había corrido mi misma suerte, con una bota súper top, como ella, divina, con el velcro impecable, y no sé si hasta con tacos, que seguramente tenía un microchip que le refrigeraba la zona dañada J.

Poquito a poco voy amigándome conmigo, me perdono por tropezarme hasta con el aire (porque para los que no saben, el aire hace tropezar), me consuelo diciéndome que pronto dejará de doler, me convenzo de las bondades de la kinesiología y me encomiendo a los ángeles de la guarda, para que la próxima vez, pongan más atención en evitar el desastre.

 

Fer (es guinzada)

  

martes, 30 de octubre de 2012

Siete


         1-      Guauuuu!

          2-      Prácticamente nacieron juntos!

          3-       Qué aguante!

          4-       Qué romántico!

          5-      Qué bajón!

          6-       Qué loco!

           7-      Un montón de tiempo!

           8-      Ahhhh! (suspiro) crecieron juntos!

           9-      A la mierda!

                                                               10-   Silencio

 

Ese sería el top ten de lo que generalmente dicen cuando en una charla surge el tema del tiempo que llevamos  juntos con Fede: 15 años; de los cuales hoy, 27 de octubre, se cumplen 7 desde que nos casamos (de las frases de arriba elijo las siguientes: 1, 3 y 4).

Y yo recuerdo como si fuese hoy la primera vez que vi esos ojos azules, alumbrados casi cinematográficamente por unos rayos de sol que entraban sin pedir permiso a través de la ventana de un salón, donde ambos habíamos ido a iniciar nuestro curso de Confirmación. Flechazo.

Pero como a los testigos de Jehová la religión no les permite beber alcohol, yo había decretado que mis catorce años no me permitían tener novio y menos aún si mi hermana Erika, quien es dos años mayor, tampoco lo tenía. Todo un planteo etario.

Entonces cuando el muchacho en cuestión, luego de ojearme mil veces de tanto mirarme, me declaró su amor, yo le dije que no, que él me parecía hermoso, pero que no. Que gracias. Que si conocía a otra chica que le diera una oportunidad. Que yo no quería ser su novia. Y esa noche, con la cara de frente en la almohada, con el corazón a todo galope y el alma alborotada, supe lo que es estar arrepentida de algo, que en ese instante creí irremediable. Pero ya estaba, ya le había dicho que no, ya había sido mala, con él y conmigo. Trágico.

Y Fede se fue a Noruega a patear pelotas y bronca y volvió más lindo que nunca; bronceado con el sol del Atlántico y con los ojos azules, mucho más azules que antes. Precioso. Pero obediente, muy obediente, me hizo caso a lo que yo dije por decir y se enganchó a una flaca desgarbada que no combinaba para nada con él. Tan literal.

Yo mutis por el foro, no podía decir ni mu. Pero sabía que seguía enamorado de mí porque sólo un hombre enamorado podría haber acompañado a quien ni siquiera era su novia a cuanto evento de Emanuel Ortega había; y él lo hizo. Y lo sabía porque él me miraba y yo sentía cómo las endorfinas y las feromonas volaban en el aire y todo lo demás desaparecía. Sabía que íbamos a estar juntos, pero que tenía que esperar y ése es un temita que aún me cuesta. Demasiado ansiosa.

En ese siglo y medio que tardó en llegar yo hice mi vida y él la suya, hasta que una noche de mucha tristeza por lo realmente irreversible, yo soñé que lo besaba, sólo eso, un beso. Y me desperté enamorada y con la sensación de que ya faltaba menos para estar juntos. Clarividencia?

Finalmente, y luego de casi un mes si salir por haber ido a una marcha en Plaza de Mayo sin avisarle a mi mamá, llegó Fede con unas entradas de un boliche que prometía cerveza libre toda la noche. Ése fue nuestro boleto a la felicidad. Y mientras sonaba Calamaro de fondo con su tema Flaca/no me claves/tus puñales/por la espalda/ Fede me dio un beso eterno, bastante parecido al del sueño, pero mejor. La Génesis.

Tengo la certeza de que cada paso que dimos siempre fue hacia adelante; que la vida con vos es hermosa, que nuestros hijos son lo más tangible del amor que sentimos, que es infinito…que eternamente voy a agradecer y admirar tu perseverancia hacia las metas que te proponés.

Sonará cursi, ni me interesa, pero sos el amor de mi vida, y te elegí hace quince años, te elijo hoy  y cada día que nos quede por vivir.

Te amo.
Fer (inlove)

jueves, 25 de octubre de 2012

Y las montañas se moverán!


Las religiones siempre despertaron mi interés. Y un verano más que siempre.

Estabámos con mis primas en Cosquín, disfrutando de sus ríos, su sol y su bello folklore y divisamos, a lo lejos, algo que contrastaba absolutamente con los shorts de baños, las bikinis, el agua y todo el resto del decorado: unos chicos vestidos con una camisa blanca, pantalón negro, corbata, zapatos (!), chapita identificadora en el bolsillo izquierdo de la camisa que decía “Elder y un apellido”, una mochila negra  colgada al hombro y anteojos de ver, no de sol lo cual hubiese sido más oportuno.

Caminaban despacio, entre resignados y contentos mientras hablaban en inglés. Eso me llamó la atención; estaba claro que eran extranjeros. Se acercaron a nosotras y en español perfecto nos preguntaron muy amablemente si queríamos hablar de Dios y mucho que el contexto no daba, pero el que formuló la pregunta estaba buenísimo y la decisión fue unánime: si, por supuesto que queríamos hablar de Dios, de Jesús, de María y de todo lo que ellos quisieran. Ellos muy educados, muy correctos, muy anglosajones nos contaron que eran mormones y que estaban misionando ahí, en ese Valle de Punilla que ni sabían que existía en el mapa. Que cada misión duraba dos años y que a eso dedicaban su vida, hasta que decidieran dedicarla a otra cosa.

Nosotras los escuchamos con atención, el sol bajó y como estábamos realmente interesadas en el asunto, fuimos todos juntos caminando hacia nuestros destinos. Nos alegró saber que estaban parando a la vuelta de la casa de mis abuelos y antes de despedirnos, nos dieron una biblia chiquita y nos propusieron visitarnos al día siguiente.

No queríamos quedar como una manga de babosas, por lo que procedimos a la lectura de unos pasajes, por si daba la casualidad que nos pidieran algún comentario. Bueno, en verdad sólo una de mis primas y yo lo hicimos, al resto no les importaba nada.  

Llegó el día esperado y ahí estaban ellos, tan prolijitos, lindos y respetuosos, porque antes de aceptar nuestra invitación a entrar, nos preguntaron si estaban nuestros padres, a lo que inmediatamente asentimos, sentando a mis abuelos en el sillón, haciéndolos partícipes de la charla, que fluctuaba entre el interés por lo que decían, que para ser sincera era casi nulo y el interés hacia los ojazos de unos de ellos que para ser sincera era altísimo.

Cuando se fueron, agarrate catalina! Mi abuelo Eloy se puso como loco, nos dijo que si estábamos dementes en hacer entrar a espías norteamericanos a su casa, que lo único que querían era obtener información para pasársela a la C.I.A. o algo así (buenísimo!); mi abuela Haydeé, que aún no era budista,  inmediatamente organizó una excursión a la Parroquia más cercana y le dijo al pobre cura que nos haga entrar en razones; nos hizo visitar una mujer que prendía velas y éstas quedaban con formas de santos y no recuerdo bien si hasta nos hizo rezar dos Padre Nuestro, a modo de penitencia.

El cura nos atendió en una galería que daba de frente a las sierras y en un intento desesperado de explicarnos en qué cosas encontrábamos a Dios, hizo un gesto con la mano, como queriendo abarcar la naturaleza al mismo tiempo que decía “porque Dios es todo, es el agua, la tierra, el sol…Dios es JÉL” Y aspiró tan fuerte la jota que estallamos en una carcajada espantosa, que pobre tipo, no sólo se puso todo rojo de bronca y vergüenza ajena, sino que comprendió que todo el tiempo invertido en nosotras había sido en vano.

Lo que no entendían ni él ni mis abuelos, era que no estábamos atravesando una crisis de fe ni nada que se le parezca, sino que simplemente nos había encantando el “Elder Tyler” y el “Elder Jones” y que todo lo otro, fue una gran pantalla religiosa.

Fer (espía norteña)

martes, 2 de octubre de 2012

HELP, I NEED SOMEBODY!


“No me dan más las patas; no hay ibuprofeno que las calme, esto es terrible. Necesitamos (hablo en nombre de todos mis colegas) vacaciones urgente, pero antes, mínimo tres tandas de  diez sesiones de kinesiología. El problema es que está este temita de la creencia  que  hacemos ganar dinero o atraer gente (depende de la pata que movamos), pero eso es una leyenda china creo, porque a todos nosotros nos fabrican en China… entonces se instaló la costumbre de tenernos en todos los lugares posibles: locales (ahí es donde más abundamos), negocios varios, oficinas, casas y demás sitios tan insólitos como inhóspitos. Y para colmo de males, siempre estamos mirando hacia la puerta, siempre.
Hoy decidí escribirte, querida Nanda, para que tomes cartas en el asunto. Esto no puede seguir así. Leí en tus Crónicas que has sido la voz de los sin voz; de las pobres jirafas y de los perros amarrados en la plaza de Tribunales. Y Me pregunté, por qué no ser nuestra voz en esta oportunidad? Y acá estoy, escribiéndote, para que nos ayudes a crear un Sindicato y de esa manera poder organizarnos, tener derecho a vacaciones, a un salario mínimo, vital y móvil, a la salud, a las tan ponderadas asignaciones familiares; y en este punto deseo hacer hincapié porque la lucha va a ser ardua, todos saben lo prolíferos que somos los gatos. No van a querer largar un mango y seguro que hasta tienen el tupé de tratarnos de promiscuos.  De todas maneras, el punto principal es conseguir un salario y una obra social donde poder rehabilitarnos. Sería nuestro primer objetivo. Ah, qué tonto, ni me presenté, me llamo Faibel, si, ya sé que es un nombre de ratón, pero qué le voy a hacer? Soy el único alfabetizado de esta zona al menos y es por eso que tu contacto será conmigo y yo les transmitiré a mis compañeros las novedades, que ojalá sean buenas nuevas! “
Quedo a la espera de tu respuesta.
Miau, miau.
F.
Estuve a punto de eliminar el mail que tenía como asunto “NECESITAMOS TU AYUDA” y como remitente gatoseranlosdeantes@hotmail.com; pensé que era propaganda de un sex shop o algo así; sin embargo, mi instinto me llevó a hacer click y no hubo marcha atrás. Ahí estaba esta carta, este pedido de auxilio desesperado, esta declaración de dignidad. Y yo, que odio los gatos, por primera vez en la vida, me sentí conmovida por estos animalitos desprotegidos, explotados (muchos de ellos menores de edad) y desamparados de toda ley.
Entonces me involucré de lleno en el asunto, comencé a investigar, recopilé pruebas, tomé fotografías, charlé con ellos, anoté sus inquietudes (algunos estaban furiosos de costar tan solo 15 pesos) y con todo ese material me dirigí a la justicia… los puntos suspensivos no son una casualidad gramatical, no no  no, me trataron de loca, de fuera de mis cabales, de desquiciada (y eso que fui en son de paz) de insana de hecho y de derecho (ahí se fueron al pasto) y bueno, mucho no pude hacer… ahora estoy escribiendo desde una habitación chiquitita, vestida toda de blanco a lo Alan Faena; por suerte no estoy atada, sino, no sé cómo haría.
Si alguien lee esto, por favor, avísenle a Faibel que hice todo lo mejor que pude. Que apenitas tenga novedades, me comunico con él.
Gracias
Fer (MIAU TOESTIMA ESTÁ POR EL PISO Y ENCERRADO)

martes, 18 de septiembre de 2012

Sacadito

El tipo se sacó, se sacó mal, a los gritos, agitando las manos como ahuyentando moscas, rojo de bronca y con las venas haciéndole relieve en la cara. Les dije, se sacó mal. Y esta vez mal no es bien, como hablan ahora los chicos, esta vez mal es mal, literalmente mal.

A alguien iba a tocarle ser el destinatario de esa ira contenida y por un lado, lamenté haber sido yo, pero por otro, lo agradecí porque de otra manera todo esto no existiría.
Ahora, que ya pasó el huracán, que mis pulsaciones se normalizaron y mi vida no está más en riesgo; ahora que puedo analizar lo sucedido, llego a la conclusión de que el tipo tuvo razón en sacarse.

Yo, arbitrariamente, imagino que hace poco menos de veinte años que debe haberse comprado ese puesto de diario, con el dinero que recibió de la indemnización luego de otros veinte años de trabajo en un banco, y desde esa fecha que el tipo viene haciendo de guía filcar humana, contestando, amablemente, en sus comienzos, qué línea de colectivo te deja aquí, allá, o en el más allá; pensando si hay cajeros banelco en su circunferencia, haciendo combinaciones de subtes mentales para que el otro, el desorientando, llegue a destino; pero resulta que el tipo se puso un puesto de diarios y vende menos de lo que guía, entonces ahí se debe haber empezado a hinchar las bolas.

Y llegué yo, perdida como siempre, y tuve la mala idea de preguntarle a él, justo a él, en su mismísimo día D, dónde quedaba la calle 25 de mayo y claro, el tipo explotó con veinte años encima de acumular bronca, y me gritó no a mí, bueno, en realidad sí, pero no solamente a mi, me gritó a mi en nombre de los miles de transeúntes que alguna vez le habrán preguntado algo sin comprarle nada. Yo lo miré con una sonrisa, porque pensé que era un chiste, que el tipo estaba haciéndome un chiste, un chascarrillo, una broma de martes a la mañana, pero no señores, el tipo estaba hablando en serio, muy en serio, hasta quizás haya sido la vez que más en serio habló en su vida.

Entonces, viendo que la cosa venía pesuti, que si no tomaba una decisión rápida y efectiva, iba a partirme la cabeza con una pila enorme de diarios, lo primero que hice fue alejarme del punto de peligro y lo segundo fue decirle que no se hiciera problema, que gracias de todas maneras. Pero estaba tan fuera de sí, que seguí escuchando, por una cuadra y media más “la puta que te pariooooo, andá a preguntarle a un policía donde queda la calle 25 de mayo, que debe quedar en la concha de tu hermanaaaa” epa, epa, ahí se fue al carajo. Y no justifiqué el exabrupto, pero juro lo entendí.

Fer (Wolski: para el día de la madre quiero/necesito un gps, gracias)

martes, 11 de septiembre de 2012

Señorita maestra


Yo nací desorientada, pero con memoria. Es más, tengo la certeza de que mi falta de orientación, geográficamente hablando, tiene relación directa con mi exceso de memoria, como si no cupiera mucho de todo, y a mi me sobra y me falta, pero la balanza está en equilibrio.
Tengo recuerdos nítidos de mis primeros años de infancia, recuerdos que nadie recuerda, recuerdos hasta intrascendentes; recuerdos tristes, felices; recuerdos de rostros que vi sólo una vez, de fragancias que a su vez me traen otros recuerdos, como una gran mamushka. Recuerdo de voces, de calles, de palabras, de textos… recuerdos que me visitan todo el tiempo y se quedan largo rato conmigo, haciéndonos mutua compañía.
Hoy, especialmente, recuerdo a mi señorita de primer grado, de la primera mitad de primer grado, antes de que me partiesen el alma entre Tucumán y Buenos Aires; recuerdo su nombre, Rosa, y sus uñas larguísimas, perfectas y siempre pintadas de rojo. Recuerdo su voz dulce y sus rulos negro azabache viviendo una anarquía absoluta en su cabeza. La veo ahora mismo, parada enfrente mío, revisando mi cuaderno lleno de vocales y sílabas, que para mí eran incomprensibles aún.

Elegí recordarla para que a través de mis recuerdos, pueda desearles un muy feliz día a todos los que hacen de la educación, una convicción y de la cultura, la certeza de que es el único camino posible de libertad.

FELIZ DÍA, MAESTROS!
Con amor,
Fer (...vendremos de visita, señorita maestra...)

lunes, 18 de junio de 2012

Locos por el fútbol


Yo de fútbol no sé casi nada; o sea, no sé de reglamentos, de tiros de esquina, de saques de mitad de cancha, de faltas … pero sí sé y entiendo de sentimientos, de pasiones, de amores y de sombras. Y Fede anda con el alma por el piso porque vislumbra, en el club de sus amores, el principio del fin. Tristísimo.
 En un intento de buena onda exagerada, le digo que tenga fe, que seguramente salga de este trance complicado y él me mira con ganas de cagarme a trompadas pero focaliza esas ganas en un “pongan huevo la puta que los parió que nos vamos al descenso”.  A mi un poco de miedo me da porque mientras dice eso se toca el pecho, trata de tranquilizarse sin lograrlo y se sumerge en un mundo de taquicardias y gritos al borde de la disfonía. Qué bajón.
Ayer, apenas se despertó lo escuché decir en voz baja y con los puños cerrados “cuervo, el mejor regalo del día del padre sería que ganen” y me dio como un poco de cosa que los nenes le dieran lo que le habíamos comprado, que definitivamente no era la victoria de San Lorenzo. Pero por suerte puso cara de ay que lindo todo, me encantó, me encantó, pero lo único que quiero en la vida es que San Lorenzo gane. Y no fue así. San Lorenzo empató, resultado que posiciona al cuervo al borde de la cornisa (de la B, claro está) y a Fede al borde del borda (que dicho sea de paso, sigue sin gas). El panorama no es el mejor, pero VAMO´CUERVOCARAJOPONGANHUEVOLACONCHADELALALORAQUETENEMO´QUEGANAR!.

Fer (la B también es de bueno, o no?)

jueves, 31 de mayo de 2012

El más romántico


Si no hubiese sido porque me llamó, aún estaría durmiendo. La alarma del celular nunca sonó. Y nunca iba a hacerlo, porque Matías lo llenó de baba y un golpe fatal terminó por acabar con su vida electrónica. Fede lo revivió, luego de desarmarlo íntegro y yo nunca configuré la fecha y la hora. Jamás iba a sonar a las 6.15 como estaba programado porque  la pantalla indicaba 20.35. De eso me di cuenta después.

Me vestí  apurada, levanté a los nenes, luché contra el sueño de Lari que todas las mañanas le hace la vida imposible y llamé al remis.

Mi acelere de microcentro, no combinaba con la paz del barrio, que aún no había amanecido. Subimos al auto y todo cambió por completo. El remisero, de ahora en más “DJ Remix”, me dijo un buen día con una sonrisa amplia y generosa, subió el cochecito con esa misma sonrisa (cosa rarísima en el rubro) y emprendimos el viaje a pura música. Sonaba David Bisbal “Herederos de no sé qué” y DJ Remix cantaba como si estuviese solo, o mejor aún, como si estuviese con el mismísimo David, cantando a coro en el Luna Park.  Magnífico. Lara me miraba, con carita de pícara, como diciendo “mamá, no sabía que el viaje al cole incluía recital” y Mati aplaudía feliz a DJ Remix, o eso supuse yo, porque aplaudir aplaudía y después de todo, nosotros éramos su único público en cuerpo presente.

Hicimos la primera parada en el cole de Lara, me dejó justo en la puerta y camino al jardín de Mati pintaron los ritmos latinos;  ahí me di cuenta no sólo de que  cantaba, sino que además, subía y bajaba los hombros, único movimiento posible en posición de manejo. Un grande.

Cuando llegamos a destino, bajó el cochecito hasta la puerta del jardín y se fue bailando hacia el auto. Ídolo absoluto.

Al final, el viaje me salió una ganga… en dónde vas a pagar treinta pesos para que te lleven de un lado a otro, con espera incluida y encima te brinden un show, amateur, sí, pero sorprendentemente revitalizante?  

De todas maneras,  agradecí haberme bajado antes que llegase la tanta del heavy metal.



Fer (ohh yeahhhhhhhhhhhhhhh)

viernes, 18 de mayo de 2012

Arroz con leche


Sólo los que preferimos morir, a vivir sin arroz con leche, sabemos lo que significa hacer una promesa que tenga que ver con la abstinencia de este cáliz de salvación.
Durante un año, con todos sus días y sus noches y sus domingos de sobremesa y sus sábados aburridos y sus hojas amarillas y sus pimpollos en flor y su frío insoportable y su calor agobiante y todísimas sus lunas, yo viví sin probar bocado de eso que para mí, es pura vida: El arroz con leche.
Todos, alguna vez, prometimos algo frente a alguna situación límite, y yo no tuve mejor idea que prometer algo casi imposible. Valía la pena el intento… mi papá estaba internado con una infección pulmonar y lo único que quería en la vida era volver a verlo bien, subido al camión, haciendo embroncar a sus nietos y dando órdenes a su harén de mujeres, que tan sabiamente Dios le concedió.
Entonces pensé que si no tenía a mi papá conmigo, ningún arroz con leche iba a ser rico, ni iba a tener la canela justa, ni el punto exacto de hervor de la leche, ni el sabor de la infancia, ni nada parecido a la felicidad.
Me costó mucho sobrevivir a esa experiencia. No faltó quien hizo una tremenda olla y puso a prueba toda mi integridad. Pero no, mi papá ya había vuelto al ruedo, con su infinito amor, su malhumor, sus viajes y su cansancio. Y lo menos que podía hacer, aunque suene una pavada, aunque sepa fervientemente que Dios no necesita de esas cosas,  aunque todos los aunques del mundo, lo que menos podía hacer yo, era no comer arroz con leche.
Hoy, que ya he pasado airosa la prueba, que ya entendí otras cuestiones, que tengo la tranquilidad de estar en manos de Dios y saber que nada es imposible para Él; además de darme una panzada de arroz con leche, hecho con arroz doble carolina y lleno de canela en rama, voy a darle infinitamente las gracias por tanta generosidad.

Fer (la canción de arroz con leche/me quiero casar/con una señoritA de San Nicolás/ es un avance para la época. Hablaba sobre una viudita que se quería casarse con una señorita. Digo…todo tiene que ver con todo, o no?)

miércoles, 4 de abril de 2012

Mollo, el desterrado



Fer, viste la tarjeta que nos
dejaron bajo la puerta? Eh?! Qué tarjeta? No vi nada…
Y me entrega un sobre cerrado y
una plancha de stickers de princesas, con una notita que decía “para la
primogénita. Cariñitos”. Eso me dio miedo.
Lo primero que pensé fue que era una joda, pero no. La tarjeta era una
típica tarjeta de saludos Navideños pero estaba llena de acotaciones y “buenos deseos” escritos en tinta roja. La
letra prolija y llena de firuletes se la adjudiqué aleatoriamente a una vecina
vieja y rompe pelotas, porque el asunto no incluía firmas.
El “queridos vecinos” escrito en
el sobre me sonó irónico y era más que obvio que había un mensaje subliminal
dirigido a quien escribe, a Fede y a nuestro querido Mollo. Malditos anónimos.
Lo que decía, lo podrán leer
ustedes mismos en la imagen que ilustra esta crónica; yo voy a contarles el
efecto de esa causa.
Mollo ladra, es perro; ladra
cuando se queda solo, cuando se le parte el corazón y no puede soportar el
vacío de no tenerme cerca; ladra porque no tiene otra forma de manifestar sus tristezas ni alegrías, ladra porque es
así, porque los perros ladran y los bebés lloran y los adultos gritan.
Todo ese párrafo debería haber
sido escrito en tiempo pasado, porque
después de haber recibido el sobre, nada fue igual…
Decidimos llevarlo de vacaciones
para evitarle ladridos y llantos (y de paso, evitarnos que nos rajen del
barrio).
Parecía que sabía que estaba de
regalo; era un señor, calladito, ni mu. Llegaba a la playa, hacía un pozo bajo
la sombra y ahí se quedaba, tan buenito. En los restó(ranes), ni hacia muecas
de ligar algo de comida, en la casa que alquilamos, no hizo pis adentro ni una
sola vez. Ejemplar.
Cuando se acabó la buena vida y
regresamos a la rutina, comenzó a quedarse solo nuevamente y sin salida al
balcón por los reclamos recibidos. Y Oh, sorpresa! El milagro sucedió! Tanto
pedirle a Dios que me escuchó.
Hace sus necesidades en el
diario, no ladra, no llora; me saluda, lo acaricio, y se queda acostado en el
sillón viendo cartoon network o el noticero, dependiendo de sus ganas. Un
genio.
Al final, vecina vieja
hinchapelotas y anónima, nos hiciste un favor.

Fer (en silencio)

martes, 28 de febrero de 2012

Cuatro


Podría decirte que un día como hoy, hace cuatro años, era viernes lluvioso; que subí con vos a cuestas esos escalones para contemplar la luna eclipsada y supe que estabas por llegar.Que escribí dos mails cerca de la una de la mañana para distraer la espera y que tus movimientos dentro mío eran suaves, pero contundentes.Podría contarte, amor mío, que esa noche me acosté esperándote y vos no tardaste en dar aviso rompiendo tu cápsula de vida, decidida como supe luego que serías. Y en lugar de asustarme, una felicidad absoluta invadió mi ser por la inminencia de tu llegada.También podría decirte que me bañé como si nada, que vinieron tus abuelas, que eran las tres de la mañana, que papá estaba muy nervioso, que la partera estaba esperándonos y que yo tenía cuatro centímetros de dilatación.Que entré a la sala de pre parto ansiosa, embatada y que nunca antes había sentido tanta responsabilidad.En sólo dos horas estaba dándote la bienvenida sobre mi pecho, con ganas de que ese momento fuese para siempre.Podría decirte todo eso, hija mía, porque lo recuerdo como si el tiempo no hubiese pasado. Porque te veo hoy, tan grande, verborrágica, ocurrente, hermosa, dulce, loca, chinche, tan Larita, tan hermana mayor, tan mía, que lo primero que me sale es agradecerle a Dios por el regalo de tu vida, y pedirle que siempre te proteja, te guíe, te haga mejor persona día a día y que siempre encuentres un motivo para sonreír.Te amo con toda el alma,Mamá.

sábado, 21 de enero de 2012

Al Infinito y más allá!


Apenas subí, en ese mismo instante creo, o quizás mientras pisaba los peldaños para entrar, recordé todo; los recuerdos que siempre recuerdo, los olvidados, los adormecidos … tuve que sentarme un rato para disfrutarlos, para alargarlos, para que se quedaran un poquito más conmigo, para no quedarme sola otra vez.

Recordé el viento en la cara, el calor, el frío, las líneas blancas en la ruta infinita; recordé el nesquik haciendo equilibrio en mi vaso, en nuestros vasos, la habilidad de mi mamá para cebar esos mates que aún no tomábamos y dárselos, sorteando pozos y criaturas, a mi papá que manejaba con la vista fija en el horizonte.

Recordé a mis hermanos jugando y peleando, a mi hermana Erika cantando “quiero bife con puré/quiero bife con puré” durante siglos; los veinte mil cuánto falta, los veinte mil uno cuando se acerque aquel arbolito, ves? ahí habremos llegado; recordé también, los espejismos de agua, el asfalto caliente, la Patagonia desierta, personas haciendo dedo y mi papá parando a un costado para llevarlos (y justo ahí recordé a una parejita que nos robó toda la comida que teníamos guardada y pájaro que comió, voló).

Recordé la cama cucheta y la otra de más abajo que si sufrías un poco de claustrofobia, debías abstenerte; las risas y los llantos, la espera, la ansiedad, la alegría de estar todos juntos, en ese espacio reducido, compartiendo los días con sus noches, los paisajes y la hermosa sensación de viajar.

Leonardo Favio sonaba de fondo, pantalón cortito/bolsita de los recuerdos/pantalón cortito/con un solo tirador/ y yo cantaba todas sus canciones porque me gustaban y porque de tanto escucharlas, las había aprendido de memoria; recordé las estaciones de servicio y mis hermanos sosteniéndome para que no me volara, los guanacos, la escupida del guanaco, las ovejas y mi papá diciéndome (mintiéndome) que ya nos regalaría una para tenerla en casa.

Recordé la barcaza, el mareo, el Estrecho de Magallanes y las nutrias haciéndole carrera al mar; el Valle de Río Negro con sus uvas elegantes, sus manzanas al costado del camino, sus peras riquísimas y ese verde esmeralda que teñía todo el paisaje.

Recordé los recuerdos de otros, de mi hermana sacando el freno de mano y mi papá corriendo al lado para subirse y salvarle la vida ( y en la corrida, perder toda la plata del viaje), de la araña tarántula que vio mi hermana Cynthia que justo es aracnofóbica, de mi mamá contando que el primer viaje de Cynthia en el camión fue a sus veinte tres días de vida y recordé todas las anécdotas y cuentos e historias inventadas y agrandadas a fuerza de repetición.

Recordé todo eso y más y me vinieron unas ganas irrefrenables de partir.

Fer (me acuerdo que alumbrábamos a las libres con una linterna y se quedaban duras, pobrecitas)