martes, 19 de julio de 2011

Violencia Rivas, un poroto!


Me faltaba el vaso de wisky en la mano, pero a cambio tenía un paraguas porque encima llovía.
Con ésta, era la quinta vez que iba a Ansés por el mismo trámite: que me pagasen la parte no remunerativa de mi sueldo; haber estado de licencia por maternidad, no fue negocio, monetariamente hablando.
Luego de esperar un rato largo y a pesar de haber llegado puntualmente a las diez de la mañana (porque previamente me hicieron sacar un turno por internet), una mujer me llamó por mi nombre y apellido. Me senté y le expliqué la situación. Me pidió mi número de documento, lo buscó en el sistema y repitió mis datos personales, los cuales asentí con cara de pocos amigos.
Esperame un momentito, me dijo y comenzó a buscar unos papeles (los míos) en unas cajas, en un armario, en unos cajones, le preguntó a sus compañeros si los habían visto; todo esto frente a mi mirada y mi ira, que iba en aumento. Finalmente vino y me dijo: te soy sincera, no los encuentro por ningún lado y en el sistema no están asentados.
Intenté mantenerme calma, y le dije que tenía una copia, que si quería se la daba. Me la recibió, consultó algo con la mujer de al lado y me dijo que no, que esa carta estaba mal, que tenía que hacer otra que dijera otra cosa, porque Bety no me había informado bien o yo no había entendido bien lo que Bety me había informado.
Escuchame una cosa, le dije con la cara bordó de bronca, es la quinta vez que vengo, y no sólo no hay nada en trámite, sino que además, ni siquiera encuentran lo que dejé hace tres meses, y lo que es peor aún, en el momento en que la dejé, esta tal Bety (que si estuviera acá la reviento a paraguazos) no me dijo nada, porque incluso fue ELLA quien me dijo lo que debía poner en la nota.
Y no me pongás cara de fastidio, porque la fastidiada soy yo! Yo no te pongo ninguna cara, me decía la muy turra; tranquilízate, porque yo te estoy informado bien, y bla, bla, bla.
Estaba a punto de irme, cuando se me ocurrió preguntarle por las asignaciones familiares y ahí fue cuando me desayuné que sí, efectivamente, las tenía liquidadas, pero que Ansés decidió descontármelas porque mientras estuve de licencia, lo que me dieron fue un “adelanto por maternidad” y ahora, me lo estaban descontando. Ahí me saqué. Me saqué por lo nada que le importa al otro el prójimo, porque trabajan mal, pero a ellos no los afecta. Porque uno se queja de las instituciones, de los organismos, de la burocracia mal encausada, pero en definitiva esos organismos están formados por gente que lamentablemente hace aún más difícil todo y te arruinan una mañana, un momento, y te llenan de impotencia.
Vení mañana sin turno y si no podés venir vos, mandá un cadete; qué considerada! Como si yo tuviera un cadete a mi disposición…
Si sienten olor a quemado por la zona de Carapachay y aledaños, seguramente sea yo que prendí fuego todo (shhh).
Fer (on fire)

lunes, 18 de julio de 2011

Post Parto

- Hola si, qué tal. Con Fernanda por favor?
- Si, con ella hablás
- Ay! Hola Fer (¿?!!) cómo estás? Todo bien? (¿??)
- Si, quién habla?
- Mirá, te llamó de Compañía Dermoestética, vos fuiste mamá hace poco, no??
- Estee, si.
- Claro, porque acá tenemos registrado que el año pasado estabas embarazada, tu bebé bien (¿?????!!!!!)
- (silencio)
- Cómo quedaste después del parto?
- Silencio
- Bueno, Fer (¿??!!!!) te llamaba porque estamos ofreciendo unas promos de lipodermonosequé y microdemonosecuanto y tratamiento para las estrías, celulitis, ondas rusas y piedras milagrosas y queríamos saber si estás interesada.
- No, gracias. Quedé di vi na!
- Qué suerte Fer! (¿?!!!) igual podés aprovechar los descuentos únicos de este mes para el tratamiento que elijas, que te van a venir geniales.
- No, la verdad es que no me hacen falta
(Ella siguió insistiendo, para mí que tenía una camarita conectada al teléfono, y estaba viendo mi triste realidad post parto).

jueves, 14 de julio de 2011

Yo he visto a la luna buena besando el cañaveral...


En unas bicicletas recubiertas con forma de hoja, estaban ellos con unos gorros verdes y ellas con polleras, botas y sombreros, promocionando al Jardín de la República para las próximas vacaciones de invierno.
Todos con una sonrisa en los labios, repartían folletos que los transeúntes agarraban, más por cortesía que por interés.
Había varias promotoras, todas hermosas. Pero sólo una me llamó la atención, y no por su belleza. Estaba llorando, a moco tendido, desconsolada, con los ojos hinchados y una angustia contagiosa. El sombrero de ala ancha, no lograba ocultar su tristeza, y ella seguía haciendo su trabajo como podía.
Daban ganas de decirle, andá a sentarte, quedate tranquila, no te preocupes por seguir entregando esos papelitos con paisajes de cuentos.
Ninguna paisana compañera suya le hizo tal ofrecimiento y así siguió ella, llorando, hasta donde fui testigo.
Era tal el contraste, que me pregunté cuántas veces miramos hacia otro lado, hacemos oídos sordos al llanto evidente, a la congoja sin consuelo, al puchero sin edad.
Ella estaba ahí, y el resto parecía no registrarla; en cambio y a modo de obediencia debida, continuaban sumidos en su rol de promover el turismo norteño.
Esto es un puñadito de la indiferencia de la cual somos parte, de una u otra manera.
Miramos al deforme de reojo, porque incomoda ver nuestras propias deformidades.
Pasamos de largo por el pobre, porque nos dan miedo nuestras propias pobrezas.
Lloramos sin que nos vean por los niños desamparados, mientras nos tapamos con veinte frazadas y rezamos por ellos antes de acostarnos.
Vamos a morirnos de frío, me dijo mi hermana el otro día… No, nosotros de frío no vamos a morir, ellos, los que están en la calle probablemente vayan a morir.
Ufffff…me cansé… todos los que tengan algo para donar, ropa, frazadas, colchones, calzado, avisen que ya tengo un par de bolsas, y me faltan algunas más para salir a repartir.
Gracias!

Fer