miércoles, 21 de diciembre de 2011

Feliz en mi día!

Cumplir años en diciembre no está tan bueno para los demás; o sea, el año tiene doce meses y uno justo vino a nacer en el último, para que todos se quejen de que es un mes de muchos gastos, que los shoppings desbordan de gente, que justo la tarjeta que hasta hace un mes atrás daba descuentos guauuuuu, decidió no continuar con los miércoles mujer y los re cagó a todos los usuarios.
A mi me gusta decir que soy sagitariana, aunque ni crea en los signos, me gusta haber nacido en diciembre, a pesar de la queja colectiva de los gastos; me gusta porque hace calorcito, porque siempre en mi cumpleaños el arbolito y el pesebre están armados, porque la casa está llena de luces de colores, porque estoy con las personas que quiero, porque es hermoso seguir teniendo motivos para brindar y excusas para abrazar y vida para agradecer.
Este año se suman ausencias irremplazables, pero cuento con la presencia estelar de mi pequeño Matías, que el año pasado estaba en la panza, dando patadas de toro enloquecido y ahora anda gateando más rápido que el Rayo Mc Queen, y junto a Larita, mi hija loca y hermosa, le dan sentido a mis días.
Es cierto que cumplir años tan cerca de la nochebuena, hace impostergable el festejo, cae el día que cae y hace años que no cae ni viernes, ni sábado, ni domingo, pero no importa, este martes está lleno de sol.

Fer (felicidad)

miércoles, 14 de diciembre de 2011



“Caraaapaaachchchaaaaay… Carapachay… Muuuuuuuuunnnnnnnro… Flooooooooriiiiiida”, así fue el pequeño aprendiz, leyendo una a una las estaciones hasta llegar a destino.
Algunas eran difíciles, Aristóbulo del Valle le costó mucho, y la S de Scalabrini Ortiz, fue todo un tema, pero cada vez que lograba repetirlas de corrido, era una felicidad absoluta. Su mamá lo felicitaba orgullosa y él sonreía, con la boca llena de ventanitas.
Inmediatamente recordé cuando yo estaba transitando el mágico universo de comprender la palabra escrita, recuerdo el momento exacto en que todo dejó de parecerme un jeroglífico para transformarse en algo con sentido. Todo había tomado sentido a partir de ese después; los carteles en la calle, los cuentos, el diario, las cartas que le dictaba a mi mamá para enviársela a mi señorita de primer grado, no por chupamedias, sino porque nos habíamos mudado de planeta en plenas vacaciones de invierno y mi otra mitad había quedado entre los cerros tucumanos, y era imperioso para mí, que se enterara cuánto la extrañaba.
Entonces mi mamá escribía las cartas que yo no podía escribir, hasta que pude y nunca dejé de hacerlo. La escritura y la lectura fueron de la mano desde esa primera infancia, donde no existían los emails, ni los celulares, ni el Facebook; sólo el teléfono fijo que era caro y escaso.
Pero existía, como siempre, la distancia que se hace insoportable cuando uno es tan sentimental. Y gracias a eso, a la conjunción de lejanía y afectos, es que me he convertido en esto que soy ahora, una compulsiva lecto escritora. O algo así.
Amaba leer en voz alta, rogaba que la señorita me eligiera para hacerlo, sin equivocarme ni una sola vez; respetando a rajatabla las puntuaciones, diferenciando las pausas entre un punto y un punto y coma, dándole entonación a los textos… y cuando le pifiaba en algo, sentía que todo mi esfuerzo había sido en vano, y estaba segura de que mi error era la consecuencia de la fuerza mental que hacía mi compañero Hernán Brest para que me equivocase, porque él también leía muy bien y no quería que yo lo hiciera mejor.
Ahora sólo leo en voz alta los cuentos para que Lara se duerma, se los leo porque ella todavía no sabe hacerlo, porque la lectura es un placer que se transmite, porque yo adoraba cuando mi mamá lo hacía y porque sé, fervientemente, que ella lo disfruta tanto como yo.
Fer (Lo que más recuerdo de “Mujercitas” es que Beth murió de escarlatina)

viernes, 2 de diciembre de 2011

Son unas jodidas

Anoche tuve miedo. Miedo de que mi casa volara por los aires por Buenos Aires. En el cuasi segundo piso donde vivo, todo se dimensiona; si llueve, arriba parece que diluviase, si hace calor, sentís que estás en la mismísima hoguera, si hace frío, en la Antártida. Y cuando hay viento, un poco más del normal, las ventanas se sacuden feo. Bailan como locas el ritmo que ellas quieren, hacen ruidos, pero no ruidos comunes, hacen un buuuuuuuuuuuuuuuu capáz de asustar a una mujer adulta, que no le teme a nada.
No es joda, para mí que ese concierto desafinado, desafiante y escalofriante, está empecinado en quitarme el sueño. Intento abstraerme, elevarme, poner la mente en blanco, pero mi objetivo de dormir se posterga, hasta que cesa el estruendo, hasta que termina el diálogo entre el ventanal del comedor y las ventanas de la cocina; entre las de mi habitación y la de los nenes; me propuse que mi desvelo no sea en vano y en un intento desquiciado, logré captar algunas frases sueltas que transcribo a continuación: “esto está buenísimo” “mañana va a estar cagada de sueño” “juaaaaaaaaaaa” “sisiis, sigamos haciendo ruido así se despiertan Lara y Matías y ahí la quiero ver”.
Entonces, con el tono más imperativo que pude impostar con siglos de cansancio encima, les dije: Déjense de joder, las descubrí! bajé y no es tan fuerte el viento, ustedes, manga de exageradas, aprovechan cualquier brisa para desvelarme… en eso se hizo un silencio, que me valió un soplo en el puño y un frote por el pecho, me felicité, qué genia soy. No alcancé a terminar con el gesto del triunfo, que comenzaron a reírse de nuevo.
Ma´si! mejor sigo viendo Pura Química y espero a que llegue la “pregunta ética” que me encanta.
Fer (y voló/voló)

martes, 29 de noviembre de 2011

Eloy

Fuiste tan mío que tardaste en irte para no hacerme sufrir. Sabías que te extrañaría más que a nadie en el mundo y por eso me dejaste una eternidad de buenos recuerdos. Sos así de bueno. Y además, tenés la delicadeza de aparecerte en mis sueños para regalarme el placer de volver a verte y olerte y sentirte y abrazarte una y mil veces y decirte, como lo hacía siempre, que te quiero, que te quiero mucho.
Te escribí un poema, hace tantos años, que lo leo hoy y me da risa mi prosa infantil, las palabras buscadas para que rimen, la sintaxis desprolija... y me enternece saber que los sentimientos eran verdaderos, mucho más allá de la gramática incoherente.
Hoy, ni sé por qué, quise escribirte esto, sin tristeza ni melancolía, porque tus recuerdos son bellos, porque fui feliz mientras te tuve, porque aun habiendo partido, te siento cerca mío, querido abuelo.
Te quiero, te quiero mucho.

Fer, sin paréntesis hoy.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Infieles

Historia de infidelidades debe haber millones. Pero deben ser pocos los que quieran que esas historias trasciendan el ámbito de lo privado. Excepciones, diría yo. Y como para muestra basta un botón (¿?), esto que voy a contarles es una de ellas.
Ella en persona me pidió que escribiera su historia, como si la necesidad de contarlo fuese mucho mayor que el riesgo de hacerlo. ¿Cómo iba a negarme?
Camila es infiel. Hace años que lo es y me lo dice con una frescura que asombra. Además de ser infiel es peluquera a domicilio y la conocí cuando decidí alisarme el cabello para que mi peluca no anduviese como loca entre las olas y el viento sucundum sucundum.
Viste al que le dije mi amor? Bueno, ese es mi marido. Pero ahora tengo… dos, tres…cinco amantes. Así, sin introducción, sin preguntas, sin nada que motivase tremenda confesión fue como me lo dijo. Yo estaba tapándome la boca, a punto de morir intoxicada por el olor que despiden esos productos y a ella, en cambio, se la veía tan tranquila.
Ah, mirá vos… y cómo te las arreglás con tantos? Debe ser agotador en todo sentido, no? “No, para nada. Tengo todo organizado. Cuando le digo que la voy a peinar a Moria Casán (me reí mucho cuando me contó eso, nunca había escuchado una excusa tan original), me encuentro con tal, cuando digo que voy al recital de Luis Miguel, me voy con tal otro y así me las arreglo. Bien, hasta ahora nadie se enteró de nada”.
Y yo pensaba, sin juzgarla (quién soy yo ni nadie para hacerlo) que algo tendría que haber pasado en esa mujer para que haya tenido esa necesidad, de tener no uno, sino cinco hombres a quien complacer y por quienes ser complacida.
Y ella despejó mis supuestos de un plumazo. Contundente y directo al punto. Yo comencé a ser infiel cuando adelgacé setenta y cinco kilos o 75 así en números para que sea más gráfico. Y empecé a sentir que gustaba, que me miraban, que me decían cosas lindas por la calle. Que ya no era “la gorda”.
Y ahí entendí todo. Situándome al margen de los acontecimientos supe que Camila, al sacarse todos esos kilos de encima, también se sacó pudores, miedos, complejos y vaya a saber cuántas cosas más y que, quizás, por primera vez en su vida, se sintió mujer.
Algunos (muchos) parecen estar dispuestos a desafiar los códigos de nuestra sociedad monógama. No digo que esté bien, tampoco me parece mal. Digo que quizás haya que sacarse la careta de esta impostura de pensar que todos somos el uno para el otro. Papá, mamá, nena, nene…familia tipo, ideas políticamente correctas, hablar en voz baja para que el de al lado no escuche lo enojados que estamos, sonrisas impuestas, frases hechas, cordialidades de fin de siglo. No hablo sólo de la fidelidad o de su opuesto sólo en el sentido de pareja. Hablo se serle fieles o infieles a lo que nos parezca que vale la pena. A aquello que tenga sentido para uno, aunque eso no sea compartido con los demás. Porque a veces, paradójicamente, en la infidelidades, están las fidelidades más sinceras.

Igual mi amor, no te alarmes, lo nuestro es para toda la vida…

Fer (polémica)

jueves, 10 de noviembre de 2011

Crecer a veces duele



Mati, mi bebé de ocho meses, cortó su primer diente. Fue de un instante al otro, aunque parezca increíble. Puse mi dedo (maldita costumbre) en su encía hinchada y molesta y nada… segundos después su tía María me daba la noticia, asombrada.
Mati está creciendo, entre risas y carcajadas y mocos y tos, y nebulizaciones y más tos y vómitos, y más risas y más carcajadas, con su único diente como habitante en esa boquita de caramelo que dan ganas de comérselo todo.
Y Larita, mi otro bebé grande, también está creciendo entre planteos asombrosos y caras de películas y llantos y risas contagiosas y su eterno amor por sus primos, pero no lo puede tolerar. No puede tolerar crecer, crecer ella sola y que su hermano siga siendo un bebé, “cómo puede ser mamá que Matías no crezca?!”, claro, es tremendo. Inadmisible.
De ahí sus caprichos, sus gritos que imitan a los de su hermano, sus “Matías es feo/Matías es feo” como un himno entonado con ganas, sus deseos de empujarlo y enviarlo a un sitio donde desaparezca de su vista. Y ella, amor de mi vida, que a los cuatro meses ya tenía dos señores incisivos centrales, me dice con toda seguridad “me duele la boca porque me está saliendo un diente” y yo, sin saber si hago bien, no la contradigo, le hago masajitos y la mimo porque entiendo su amor expresado en esos términos, porque sé que se le ha partido el corazón con la llegada de ese bebote precioso y aún no sabe cómo solucionarlo, y por sobre todas las cosas porque yo también fui la más chiquita, la más mimada, la más todo, hasta que dejé de serlo cuando llegó mi querida hermanita María Belén!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Fer (te dejaron bajo la mesa, así me decían los muy chotos)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Basta Fede!

Fede siempre me dice que tengo que dedicarme a escribir, aunque él ni siquiera lea mis crónicas; dice que escribo bien, que tengo que buscarle la vuelta para que alguien me lea; yo le digo que muchos me leen, pero que la mayoría son amigos, hasta ahora ninguna editorial me contrató (malditos!)
Fede me dice que le mande el link de mi blog a Hernán Casciari, para que lo lea, pero le mentí y le dije que no lo iba a hacer, que mirá si va a leer mi blog, que ni en pedo se lo mandaba, que era un pérdida de tiempo; pero la verdad es que se lo mandé hace rato, porque a mí me encanta como escribe Hernán, con esa sensibilidad que me hace emocionar, pero con Fede me hago la tonta, que bastante bien me sale y me tiro a menos.
Hoy le conté que unas de mis crónicas saldría publicada en la revista Oblogo, de la cual soy una fiel lectora, y volvió a insistirme con esto de Hernán Casciari, y me hartó. Le dije que la cortara, que ese gordo de mierda nunca iba a leer mi blog, que ya le había mandado el link para que me diera su opinión y que nunca me respondió, que él escribe veinte mil veces mejor que yo, que mi escritura es bastante pobretona, que tendría que hacer algún taller literario o algo por el estilo pero que ni tiempo tengo, y hasta creo que ni me interesa en realidad, que esto de escribir para mí, se convirtió en una costumbre, en una necesidad, como la de lavarme los dientes ni bien me levanto. Y que encontré en mi blog una buena manera de canalizar esa necesidad, y en feisbuc otra mejor opción para que otros (me)padezcan. Que así está bien, que soy feliz de todas maneras, aunque el hijo de re mil putas de Casciari esté tan ocupado en sus originales emprendimientos de revistas sin intermediarios, en su blog Orsai, en su bar en San Telmo y en otras genialidades, que ni siquiera haya sido capaz de mentirme!
Fer (como locatarsis)

lunes, 3 de octubre de 2011

Los peregrinos Indignados de Luján


Haber salido desde La Reja, nos aseguró llegar a Luján sin ampollas ni dolores insoportables de piernas.

Haber comido bananas, nos aseguró la ausencia de calambres.

Haber elegido a la Parroquia Nuestra Señora de Luján (aquí debería ir el link con la foto de Etelvina y sus secuaces) nos aseguró morirnos de hambre. Y en este punto me detendré señores, porque no es un dato menor peregrinar con hambre.

Llegamos a Rodríguez, en busca de masajes y sanguchitos, pero este santo brilló por su ausencia (cuak!), hasta que casi con vergüenza (vergüenza es robar y no llevar nada a casa, diría mi papá) preguntamos si había algo un poco más contundente que galletitas para comer y obró el milagro; de la nada misma aparecieron unos miñoncitos con jamón y queso, de copetín, pero bienvenidos de todas maneras. Deberían haber estado encanutados en alguna caja, para la gente de “su comunidad”.

Continuamos nuestro camino hacia la Virgen, y entre rezo y rezo, no voy a mentirles, pensaba con qué delicia nos estarían esperando, a modo de bienvenida luego de tantas horas de caminata.

Llegamos a Luján, la Basílica estaba cerrada por reformas, pero la Virgen nos recibió en la puerta, con amor de Madre; pudimos rezar a sus pies, agradecer y pedir por todos los que no pudieron ir. Fue un momento hermoso.

Nos dirigimos hacia el micro, que no podía estar más alejado de toda civilización y he aquí el lamentable hecho… quieren agua? Si, por favor. Acá tienen galletitas, decía Etelvina mientras estiraba en su mano un colador con galletitas adentro, sino, acá tienen galletitas saladas. Esteee, tendrían mate cocido o algo caliente? Ah, no, todavía no se calentó el agua, ustedes llegaron demasiado temprano (buuuuuu). Vayan al micro, suban, suban, no pasen frío, que se van a enfriar los músculos y va a ser peor; es que queríamos comer algo antes, tomar algo caliente. Si si si, ustedes suban que cuando esté listo todo vamos a avisarles. Tanto insistieron que accedimos, más por miedo que nos den un garrotazo en la cabeza que por ganas. Y de la comida ni noticias, hasta que vimos a un señor encender el fuego y con él nuestras ilusiones… visualizamos una bolsa llena de chorizos que a esa altura era salmón rosado a las finas hierbas.

Cuando, desde arriba del colectivo, vimos que empezaban a “salir los choris”, nuestro compañero de Caminata, Pablo Aro Geraldes, bajó en un gran acto de solidaridad para con sus co peregrinas. Pero volvió con las manos vacías. Cómo? Qué? Cómo que no? Le dijeron, sin más “no, esto lo hicimos para el grupo de jóvenes de la Parroquia, se lo hicimos a la pomarola y todo, ellos compraron los chorizos, es para ellos”.

Indignada, bajé a dar lástima con mi cansancio a cuestas, me senté en el banquito a la espera de que alguien se compadeciera de mí, pero nada che. Cero compasión. Abrieron una botella de vino, lo tomaron, se rieron (todo da a entender que de nosotros) y espero que también se hayan indigestado.

Nosotros, juntamos fuerzas y caminamos hasta la parrilla más cercana y le pedimos cuatro hamburguesas y una coca. Volví y retraté delante de todos la foto que ilustra la presente crónica y escuché a Etelvina decir “y bueno, nosotros no tenemos la culpa”.

Pensaba escribir algo a cerca de la Peregrinación Luján, pero nunca pensé que se trataría de la parte gastronómica del asunto. Ah, y fijense que quedaron cuatro chorizos sin que NADIE los coma, cuánta maldad!

Fer (el año que viene, cobrame diez pesos más, pero dame de comer!)

viernes, 30 de septiembre de 2011

The Others







Recibir boletas para pagar no es nada agradable y menos aún, enterarte por ese medio, que tu marido tiene otra. Así, como lo leen, OTRA. Al principio me impactó, me paralizó. Luego, pensé…HACE CUÁNTO????!!!! Cómo era posible que ARBA lo supiera y YO no? De no creer… tan ciega estuve todo este tiempo que ni siquiera pude hacer esta misma observación con la boleta anterior? O es que mis ojos me hicieron el favor de no ver para evitarme este puñal en el corazón? Como sea, ya está, evítense la molestia bolitas marrones que nunca llegaron a ser verdes (maldición!), otros sentidos me alertaron, y lo sé TODO. Seguramente hasta haya complicidad de parte de mi suegra y cuñadas, ya que figura la dirección de ellas en la factura. Toda una familia política complotada en mi contra! Suena tremendo (…con este ritmo loco/suena tremendo)




Todavía no le dije nada al señor Federico Wolski, quien deberá escucharme sin decir ni mu, chita la boca, se me calla inmediatamente. Ni un bocado le voy a dejar meter, para ahorrarle saliva y excusas. Pero por favor! A mí? A mí??!!! Que le he dado todo, todo, todo…




Ah, no te puedo creer que en ese todo entra mi cincuenta por ciento del auto y que para la Agencia de Recaudación de Buenos Aires yo soy la OTRA? Menos mal que se me ocurrió llamar al 0800-ARBA antes de hablar con el divino de Fede, porque además de no cobrarme la llamada, me ahorraron un problemón.







Fer (ARriBA el ánimo)

martes, 27 de septiembre de 2011

Kokedama


Estaba feliz con mi nueva compañera de trabajo, linda, simple, aunque demasiado callada para mi gusto, por no decir muda.

Tenía un papel colgado con algunas recomendaciones, todas buena onda; venía a dedicarse a hacerme compañía sin cargas pesadas. Una genia.

A cambio, sólo pedía que el ambiente sea feliz y que cada diez días pasara por agua fría su base de musgo por unos segundos y la pusiera de vuelta a su piedra.

Su nombre era (maldito verbo en pasado!) KOKEDAMA y a mí me había encantado, tan original…

Ahora estoy atrincherada en la oficina, esperando a la fuerza policial que llegue de un momento a otro… Kokedama está muerta! caput! finiquitada! Pero juro que yo no hice más que cuidarla, siempre siguiendo las recomendaciones que ella traía consigo! La miro, la miro, y pienso en lo efímera que fue su vida y en el verso del local naturista donde la compraron, porque ellos deben saber muy bien que no duran más de dos o tres días. Insensibles. Cómo pude no darme cuenta de que es casi imposible que un ser vivo pueda subsistir con agua cada diez días, dentro de un musgo y apoyada sobre una piedra!

Perdón Kokedama, ahora usaré tu piedra para sujetar papeles. Es el ciclo de la vida.

Fer (hay que reciclar)

jueves, 25 de agosto de 2011

Videncia "gratis"




“…Este trabajo me costará mucho tiempo y energía. Podría necesitar varias horas. Pero este trabajo que suelo "facturar” por lo general muy caro para los clientes "X", para ti será gratis. ¿Por qué? Porque me preocupo por ti y tu situación. Y sé que te mereces la felicidad, porque eres una persona pura y generosa.

Lo único que te pido es una ofrenda de $ 129.90 para honrar a las fuerzas cósmicas durante el ritual. ¿No quieres que la suerte llegue a tu vida? ¿No quieres dar luz a muchas de tus ambiciones personales?



Ya creo que sí... Para ello, sólo tienes que hacer clic en el siguiente enlace:

Haz clic aquí para recibir tu Gran Videncia Astral Profundizada



Tu fiel amiga que se preocupa por ti,

Gabriela



JUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Qué onda Gaby? A los amigos no se les cobra!!! Ah, es verdad…no es que me cobrás, es una ofrenda para honrar a las fuerzas cósmicas, que dicho sea de paso, no sabía que tenían cuenta corriente! Qué loco todo…

Bueno, dejame que lo piense , voy a consultar a mis planetas, una vez que estén alienados, si les suena tu nombre, si sos de confianza, y qué tan efectiva es tu videncia, como para que se justifique el débito en mi tarjeta de crédito.

Tu fiel Amiga que no te cree nada,
Fer

jueves, 18 de agosto de 2011

Así, no!

Me asusta que mi filtro esté funcionando mal. O más bien que no esté funcionando.
Se rompió hace un tiempo y me hace decir cosas que en mejores circunstancias no diría jamás. Pero las palabras brotan solas, sin pedir permiso siquiera y caen como balde de agua fría sobre mis interlocutores.
Siempre intenté ser lo más sincera dentro del marco de la cortesía y los buenos modales, pero lo que está sucediéndome en estos momentos, está pasando del gris claro al gris oscuro, tirando a negro.
No es exceso de sinceridad, sino un despilfarro total de los sentidos.
Ejemplo: Si me invitan a algún lado que no tengo ganas de ir, no pongo excusas; directamente digo No. Así nomás. Y aunque mi cerebro me brinde un abanico de otras respuestas más decorosas, mi mente selecciona el sentido primario de la respuesta y zas! la lanza como un misil.
Esto me está trayendo muchos inconvenientes, muchísimos. Le dije sin vueltas al colectivero que no podía manejar ni un autito de playmóvil, a mi vecina que siempre sale en bata (y a la cual detesto, por el sólo hecho de verla envuelta en una bata polar roja calentita a las 8 de la mañana) le dije que se dejara de joder con su comentario “pobre tu perrito, queda solo todo el día” porque en verdad quiere decir “tu perro es un perro de mierda que ladra cuando no estás” y bueno, sí, será un perro de mierda pero yo lo amo. Y al profe de gimnasia le reventé una pesa en la pierna, pero eso juro que fue sin querer…igual creo que me vino como anillo al dedo para que se callara un rato (muajjajaja).
En estos días voy a llamar al técnico, para ver si esto que me está pasando tiene alguna solución.

Fer (Y si no te gustan mis crónicas, no las leas…ouch! Ven? Esto es grave)

lunes, 15 de agosto de 2011

Haydeé


Hace días que vengo soñando con vos, y cada vez que despierto, lamento no tenerte. Quedó pendiente mi visita, mi alcancía de monedas continúa llenándose, pero ya no tiene destino, porque te fuiste antes de que yo llegara, abuela. Qué falta de consideración no haberme esperado cuando te dije tantas veces que para Semana Santa iríamos a verte para que conocieras a Matías.
Tu voz, tan cambiante de acuerdo a tu estado de ánimo, aún resuena en mis oídos, y así te recuerdo, en tus sonidos. Quién me dirá Férnan, con acento en la e, alguna vez en mi vida?
Fuiste una gran abuela, cariñosa, presente a pesar de la distancia, con aciertos y errores que supe perdonar; con vos y el abuelo, pasé los mejores veranos de mi vida y agradezco haber tenido esa oportunidad.
Ahora estás de nuevo con tu gran amor, mi querido abuelo Eloy y desde allá nos están cuidando, lo sé. Los extraño. Mucho. Siempre.

Fer

jueves, 4 de agosto de 2011

Barajar y dar de nuevo


“A mí las barajas me gustan más que las mujeres, es lo que más me gusta en la vida; pócker, chinchón, truco, siete y medio, lo que sea… en este mismo tren, hace treinta años atrás, íbamos con los muchachos hasta Retiro jugando al truco; era una fiesta, dos iban sentados y dos parados, nos matábamos de risa; la gente nos miraba porque se divertía con nosotros- Estaba ese tipo que era bancario, te acordás? Buena pilcha, siempre impecable, no usaba el auto, para venir a jugar al truco con nosotros; tuvo mala suerte pobre… le faltan tres años para jubilarse y le ofrecieron un arreglo, ciento veinte mil dólares le dieron, pero no se puede jubilar.
Yo una vez al año, mirá lo que te digo, una vez al año me gusta ir al casino; mi mujer me pregunta cuánta plata vas a depositar, no me dice cuánto vas a ganar o a perder, ella me pregunta cuánto voy a depositar, jejeje. A veces, gano, a veces pierdo; bah, en realidad casi siempre salgo hecho, nunca gano plata lo que se dice plata.
Una vez fui al casino de Iguazú, y estuve una hora mirando a los brasileños cómo jugaban al pócker, ellos juegan bien, y encima en Brasil no tienen casino, así que vienen para acá, y vi cómo un tipo en tres minutos de reloj perdió mil pesos. Mil pesos perdió. En tres minutos. Una locura.
Con los muchachos de la oficina, todos los primeros viernes del mes, jugábamos, pero cuando se empezó a poner más pesada la cosa, dejé de jugar con ellos, escuchame, nos estábamos sacando la plata entre compañeros de trabajo. Una cosa es que sean desconocidos, pero entre compañeros de trabajo no. Una vez uno perdió tres mil pesos, que en esa época era la mitad de un sueldo.
Ahora juego en póckerstar, que es plata virtual; ayer gané ciento setenta mil euros (guau!), pero ese es pócker abierto, a mí me gusta el cerrado, en la computadora no podés mirar a los ojos al contrincante, tenés que esperar a ver cómo juega”
Yo viajé parada hasta Retiro, les vi cara de que se bajaban el Aristóbulo del Valle y me equivoqué. Pero no me importó, en lugar de treinta minutos de sueño, gané una historia para contar.

Fer (truco, carajo!)

miércoles, 3 de agosto de 2011

Traidores del MSN


Recibí un mail, un mail escrache podría decir. Con nombre y apellido. Un “traidor del msn”, ese era el título del mail. No sé si da poner el nombre de la persona que me eliminó, porque yo ya la había eliminado hacía rato y quizás él/ella también recibió ese mismo mail, con mi nombre y apellido. Y pito y cadena. Qué barbaridad.
Hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos o dejamos de hacer en la web, excede los límites de mi comprensión cibernética y nos lleva sin escalas al desnudo total (pero cuidado, eh) de nuestros pensamientos.
Eso sí, la palabra “traidor” me resulta un tanto fuerte para tratarse de alguien que nos ha eliminado del msn; para mí ser traidor es otra cosa, no sé… que alguien se coma mi arroz con leche y no me deje ni una cucharada, eso es un traidor hecho y derecho, pero que me eliminen del msn, no, eso es un acto de coherencia; tener a alguien por tener, no señor. El que sobra, se elimina. O no?

No! A los encuentros del secundario
NO! A las “solicitudes de amistad” de quienes no son amigos (y menos cuando se tratan de cosas, no de personas!)
No! Al relato minuto a minuto de la vida (“en casa, comiendo milanesas” “bañándome” “en el gym”)
Lo sé, lo sé, con esto me gané un montón de mails con avisos de eliminación. Estoy nominada! Iupiiiiiii!
Fer (que ninguna red social una, lo que la vida ha desunido! (salvo que uno quiera))

martes, 19 de julio de 2011

Violencia Rivas, un poroto!


Me faltaba el vaso de wisky en la mano, pero a cambio tenía un paraguas porque encima llovía.
Con ésta, era la quinta vez que iba a Ansés por el mismo trámite: que me pagasen la parte no remunerativa de mi sueldo; haber estado de licencia por maternidad, no fue negocio, monetariamente hablando.
Luego de esperar un rato largo y a pesar de haber llegado puntualmente a las diez de la mañana (porque previamente me hicieron sacar un turno por internet), una mujer me llamó por mi nombre y apellido. Me senté y le expliqué la situación. Me pidió mi número de documento, lo buscó en el sistema y repitió mis datos personales, los cuales asentí con cara de pocos amigos.
Esperame un momentito, me dijo y comenzó a buscar unos papeles (los míos) en unas cajas, en un armario, en unos cajones, le preguntó a sus compañeros si los habían visto; todo esto frente a mi mirada y mi ira, que iba en aumento. Finalmente vino y me dijo: te soy sincera, no los encuentro por ningún lado y en el sistema no están asentados.
Intenté mantenerme calma, y le dije que tenía una copia, que si quería se la daba. Me la recibió, consultó algo con la mujer de al lado y me dijo que no, que esa carta estaba mal, que tenía que hacer otra que dijera otra cosa, porque Bety no me había informado bien o yo no había entendido bien lo que Bety me había informado.
Escuchame una cosa, le dije con la cara bordó de bronca, es la quinta vez que vengo, y no sólo no hay nada en trámite, sino que además, ni siquiera encuentran lo que dejé hace tres meses, y lo que es peor aún, en el momento en que la dejé, esta tal Bety (que si estuviera acá la reviento a paraguazos) no me dijo nada, porque incluso fue ELLA quien me dijo lo que debía poner en la nota.
Y no me pongás cara de fastidio, porque la fastidiada soy yo! Yo no te pongo ninguna cara, me decía la muy turra; tranquilízate, porque yo te estoy informado bien, y bla, bla, bla.
Estaba a punto de irme, cuando se me ocurrió preguntarle por las asignaciones familiares y ahí fue cuando me desayuné que sí, efectivamente, las tenía liquidadas, pero que Ansés decidió descontármelas porque mientras estuve de licencia, lo que me dieron fue un “adelanto por maternidad” y ahora, me lo estaban descontando. Ahí me saqué. Me saqué por lo nada que le importa al otro el prójimo, porque trabajan mal, pero a ellos no los afecta. Porque uno se queja de las instituciones, de los organismos, de la burocracia mal encausada, pero en definitiva esos organismos están formados por gente que lamentablemente hace aún más difícil todo y te arruinan una mañana, un momento, y te llenan de impotencia.
Vení mañana sin turno y si no podés venir vos, mandá un cadete; qué considerada! Como si yo tuviera un cadete a mi disposición…
Si sienten olor a quemado por la zona de Carapachay y aledaños, seguramente sea yo que prendí fuego todo (shhh).
Fer (on fire)

lunes, 18 de julio de 2011

Post Parto

- Hola si, qué tal. Con Fernanda por favor?
- Si, con ella hablás
- Ay! Hola Fer (¿?!!) cómo estás? Todo bien? (¿??)
- Si, quién habla?
- Mirá, te llamó de Compañía Dermoestética, vos fuiste mamá hace poco, no??
- Estee, si.
- Claro, porque acá tenemos registrado que el año pasado estabas embarazada, tu bebé bien (¿?????!!!!!)
- (silencio)
- Cómo quedaste después del parto?
- Silencio
- Bueno, Fer (¿??!!!!) te llamaba porque estamos ofreciendo unas promos de lipodermonosequé y microdemonosecuanto y tratamiento para las estrías, celulitis, ondas rusas y piedras milagrosas y queríamos saber si estás interesada.
- No, gracias. Quedé di vi na!
- Qué suerte Fer! (¿?!!!) igual podés aprovechar los descuentos únicos de este mes para el tratamiento que elijas, que te van a venir geniales.
- No, la verdad es que no me hacen falta
(Ella siguió insistiendo, para mí que tenía una camarita conectada al teléfono, y estaba viendo mi triste realidad post parto).

jueves, 14 de julio de 2011

Yo he visto a la luna buena besando el cañaveral...


En unas bicicletas recubiertas con forma de hoja, estaban ellos con unos gorros verdes y ellas con polleras, botas y sombreros, promocionando al Jardín de la República para las próximas vacaciones de invierno.
Todos con una sonrisa en los labios, repartían folletos que los transeúntes agarraban, más por cortesía que por interés.
Había varias promotoras, todas hermosas. Pero sólo una me llamó la atención, y no por su belleza. Estaba llorando, a moco tendido, desconsolada, con los ojos hinchados y una angustia contagiosa. El sombrero de ala ancha, no lograba ocultar su tristeza, y ella seguía haciendo su trabajo como podía.
Daban ganas de decirle, andá a sentarte, quedate tranquila, no te preocupes por seguir entregando esos papelitos con paisajes de cuentos.
Ninguna paisana compañera suya le hizo tal ofrecimiento y así siguió ella, llorando, hasta donde fui testigo.
Era tal el contraste, que me pregunté cuántas veces miramos hacia otro lado, hacemos oídos sordos al llanto evidente, a la congoja sin consuelo, al puchero sin edad.
Ella estaba ahí, y el resto parecía no registrarla; en cambio y a modo de obediencia debida, continuaban sumidos en su rol de promover el turismo norteño.
Esto es un puñadito de la indiferencia de la cual somos parte, de una u otra manera.
Miramos al deforme de reojo, porque incomoda ver nuestras propias deformidades.
Pasamos de largo por el pobre, porque nos dan miedo nuestras propias pobrezas.
Lloramos sin que nos vean por los niños desamparados, mientras nos tapamos con veinte frazadas y rezamos por ellos antes de acostarnos.
Vamos a morirnos de frío, me dijo mi hermana el otro día… No, nosotros de frío no vamos a morir, ellos, los que están en la calle probablemente vayan a morir.
Ufffff…me cansé… todos los que tengan algo para donar, ropa, frazadas, colchones, calzado, avisen que ya tengo un par de bolsas, y me faltan algunas más para salir a repartir.
Gracias!

Fer

martes, 31 de mayo de 2011

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa

Entre limpiar y cocinar, verbos infinitivos de igual terminación, elijo el primero, sin lugar a dudas. La limpieza está en el top ten de mis obsesiones y, obviamente, nadie en el mundo limpia mejor que yo.
La cocina, sin embargo, no es mi punto fuerte. Cualquiera cocina mejor que yo. Aunque quizás esté subestimando mi capacidad culinaria, porque cuando, muy de vez en cuando, cocino, sólo recibo halagos.
El otro día hice canelones para un batallón; preparé el relleno, los panqueques, compré salsa blanca en polvo que mágicamente se convirtió en una muy similar a la que hacía mi mamá, casera. Todos comieron encantados, sonaban las palmas al grito de “un aplauso para la cocinera” y por un instante, sentí que era Francis Mallmann a la orilla del Nahuel Huapi.
Como suele pasar en estos casos, la prueba de fuego son los niños, a quienes generalmente nada les gusta. Bueno, en esta ocasión, hasta ellos vaciaron sus platos, y con la panza llena y el corazón contento, prepararon su ya famoso “show”. Aquí empieza lo interesante.
Mis sobrinos y mi hija (recientemente integrada al elenco artístico) suelen preparar números musicales y/o actorales para el placer del público presente, es decir, nosotros. La previa del show es genial, verlos ensayar, darse órdenes, ponerse cada uno en su rol y creérselo es maravilloso.
El problema surge justito después de la presentación; les agarra una especie de pánico escénico y todo termina siendo un fiasco. Se pelean, se fuga el baterista, la cantante no canta y el guitarrista no guitarrea. Un chasco. Piden otra oportunidad y se la damos, siempre. Cómo negársela.
El día de los canelones no fue la excepción; se juntaron todos en la habitación, y ensayaron a puerta cerrada. Un misterio. Repartieron entradas y anunciaron el horario del evento. Sin que yo supiera, me designaron cantante y así salieron detrás de las cortinas, con caras de estrellas pop.
Yo los miraba sentada, mientras Mati se alimentaba con toda la intención de exprimirme cual naranja para jugo. El show hubiese sido un robo, de haber pagado entrada. Tuvieron que soportar alguna que otra servilleta hecha bollo a modo de protesta del público y eso fue todo.
Al rato, volvieron, indignados, con un cartel que decía textual: “FUE POR LA TÍA”. Lo levantaban más alto de lo que sus bracitos le permitían y lo señalaban como queriendo lograr que el mundo se enterase quién había sido la culpable su fracaso actoral: Yo, quien escribe.
Más indignada que ellos, les dije: nadie me avisó que yo era la cantante! In jus ti cia! Y ahí relacioné todo: mejor me dedico a la limpieza, a estas criaturas, mis canelones les pegaron mal.

Fer (I´m back y fui canelón)

jueves, 20 de enero de 2011

Cosquín, Cosquín


Siempre, en esta época del año, me agarra la melancolía de mis veranos en Cosquín.
Enero para mí, es Cosquín, desde que tengo memoria. Pasamos noches tan lindas de chicos, saltando de butaca en butaca en la Plaza del Festival, mientras los grandes disfrutaban de zambas, chacareras, coplas y tanta música acompañada de bombos y guitarras sonando hasta llegar a las sierras, encontrándose con el amanecer.
Las tardes que pasábamos nadando en el mismo río que vio a mi papá cruzarlo agarrado de la cola de un caballo en plena creciente, cuando aún no debería haber superado los dedos de una mano en edad.
Las meriendas de chocolatadas y pastelitos de membrillo, con el apetito agigantado mil veces por el agua.
Los frascos al por mayor de “Nopucid” por la visita de seres extraños en nuestras cabezas.
La casa de mis abuelos, testigo silencioso de tantas historias.
Los amores de verano, que daban la sensación de ser eternos y después nos apuñalaban el corazón cuando llegaba marzo.
Mis primas, compañeras infatigables de tantos eneros compartidos.
Mi abuelo Eloy, sentado en la vereda, mandándonos a comprar helados “sin parar” para todos.
Los fuegos artificiales en cada luna del Festival.
Los sapos saltando en los cordones de las veredas.
La Despensa García, con sus latas que dejaban ver qué galletita había dentro porque tenían un redondel de vidrio en el frente.
Las uvas de parra del tío Paco, que eran más ricas porque las robábamos.
Los peces diseccionados para extraerles la vejiga natatoria, sin más fin que el daño y la curiosidad.
Ahora, que las visitas son fugaces y esporádicas, adoro que Lara me recuerde con su memoria de elefante, cuando estuvimos en “la montaña”, en la casa de la abuela Haydeé.

Fer (Aaaaaquiiiiiiii Cosquiiiiiiiiiiiiin)