miércoles, 24 de febrero de 2010

Testimonio de una Religiosa en Haití


No alcanza (nunca alcanza) con creer que hay un más allá, que todo lo que sucede tiene un sentido altruista, un fin que justifique los medios, un porque.
Cuando finalicé de leer ese testimonio en primerísima persona, agradecí, como un acto reflejo, estar viva.
El terremoto que desbastó Puerto Príncipe, me desgarró el alma. Pero no fue un sentimiento inmediato, sino que llegó mientras leía ese mail, que me dejó pasmada y llena de culpa.
La tierra se había movido, furiosa, para que mirásemos a Haití y mis ojos estaban en otro sitio, indiferentes.
Comparto con Ustedes, esto que alguien muy comprometido socialmente hizo conmigo: el Padre Marcos Pirán, quien ahora se encuentra ayudando a los sobrevivientes, quienes antes de esta tragedia, ya sufrían el hambre, el desamparo y la pobreza.

Este es uno de los Testimonios


"Hola a todos,..
primero de todo, gracias por tanto apoyo... estoy viva, sí, de milagro... NO SÉ POR QUEEEÉ Y LO DIGO CON UNA RABIAAAA!!! pero tanta gente está muerta que siento estoy muerta con ellos, no sé por qué estoy yo viva... me da rabia estar siempre entre los que tienen suerte... no sé qué quiere Dios de mí y de todo esto...
El terremoto me pilló en casa, en la sala de comunidad, con una religiosa a la que doy clase de español y con Gardine, la postulante. El temblor fue horrible, no nos manteníamos de pie y salimos como pudimos fuera y nos tiramos al suelo... el ruido era estremecedor... oímos un gran estruendo y una nube de polvo y casquetes cayó sobre nosotras... no sé cuánto duró, yo diría que unos 20 segundos o más. Cuando paró nos vimos cubiertos de polvo blanco... yo me di cuenta que la escuela de secundaria de al lado de casa se había caído, y gritos y gemidos y... la gente no sabía dónde ir, no sabía qué hacer, todo el mundo aturdido... yo que sé... no sé describir... pero pensé que en la escuela habría chicos dentro y entre. El polvo no me dejaba ver bien... pero vi varios chicos muertos y una mujer con las piernas cubiertas de bloques pidiéndome ayuda... la cabeza abierta... las piernas prácticamente cortadas pero no la pude sacar, pedí ayuda pero nadie hacía nada, la gente no sabía lo que hacer... debajo de los pisos que cayeron veía manos que salían pidiendo ayuda... por lo menos vi siete u ocho manos que se movían... me acerqué a tocarlas y a decirles que iba a ayudarles. Pero un nuevo temblor me hizo salir corriendo... tenía miedo de que más bloques cayeran sobre mí... miedo no, pánico... no sabía qué hacer, los chicos me pedían ayuda... y yo si volvía me ponía en riesgo... pero volví... no había espacio suficiente para que salieran... los bloques no les permitían salir... me fui a buscar un martillo a casa y volví a romper bloques... no tengo fuerza suficiente pero abrí un poco y conseguí que una chica muy flaquita saliera... todos me suplicaban que los sacaran... pero no pasaban por el agujero... era demasiado pequeño... solo esa chica se salvó... el piso terminó de caer y murieron... porque ya no los oí más....
La mujer de las piernas también murió al poco rato. Me fui por la parte de detrás... y encontré un chico metido de pie entre los bloques y los hierros. Me pidió ayuda... estaba hundido y había muchos cables de hierro a su alrededor. Yo sola no podía llegar, había un bloque sobre el que corría peligro de caer... se movía y los temblores continuaban... salí varias veces corriendo con cada temblor pero el chico me llamaba y suplicaba que no le dejara. Le estiré por los brazos pero era imposible... era muy grande y estaba muy metido... los hierros no me dejaban llegar... me dijo que tenía las piernas rotas pero que le estirara... que si metía las manos y le sacaba los zapatos podría salir... me metí para sacarle los zapatos y me enganché con los hierros... pero se los saqué... un hombre nos vino a ayudar, me estiró a mí y luego le estiramos a él... las piernas totalmente rotas... aullaba de dolor... me fui a buscar el coche... y además de él metimos a tres más... todos desgarrados ensangrentados... todos gimiendo...
Caos en la ciudad, ningún sitio a donde ir... todo bloqueado. Los dejé en el hospital Sacre Coeur, en el patio, porque el edificio amenzaba ruina. No podía hacer más... algo harían por ellos...
No pudimos llegar a casa, todas las casas caídas, mi calle destrozada, nuestra parroquia en el suelo... las calles totalmente bloqueadas... dejé el coche en los Monfortianos... la iglesia también destruida... cadáveres por todas partes...
Caminé toda la noche en busca de Vivian que estaba en la otra punta de la ciudad. Cuando llegué a las 6 de la mañana se la habían llevado a otro sitio. Cogí un camión para llegar y seguir caminando... luego a buscar, a Middia... la encontré herida cerca de casa sin poder caminar, busqué el coche e intenté juntarnos a todas y ponernos a salvo... ningún hospital nos recibía... muertos por todas partes... inexplicable...
Después llegaron equipos de Estados Unidos para buscar vivos entre los escombros y recorrimos escuelas y universidades, no encontramos a nadie, el olor a muerto era insoportable... He trabajado en el hospital 5 días interminables... todos, todos, todos, con piernas y brazos amputados, cabezas abiertas... desangrados... hemos perdido a muchos sin poder hacer nada... Mi lucha estaba entre llorar o seguir aguantando por soportar el dolor de tanta gente... nos llegaban a treintenas... en camillas...
Indescriptible...
Ayer dijimos que no podíamos más y vinimos a Gros Morne, a descansar un poco, y pensar juntas que hacemos...
No sé qué vamos a hacer... la vida ha cambiado para mí...
Gracias por vuestra solidaridad apoyo, cariño... todo eso me sostiene...
Isabel SolaReligiosa de Jesús-María (RJM) desde Haití

lunes, 22 de febrero de 2010

Dos años


Un día como hoy, hace exactamente dos años, cambiaba mi vida para siempre: Lara llegaba a este mundo; hambrienta y llorona, amarilla china y tan bonita.
Jamás voy a olvidar la sensación de tenerla sobre mi pecho dándole la bienvenida, enchastradas las dos, agotadas las dos, felices los tres.
Nada de lo que había imaginado tenía la dimensión de lo que estábamos viviendo; todo era superlativo. Todo había valido la pena.
Feliz Cumpleaños mi vida. Que Dios te bendiga siempre.

Te amo como nunca imaginé que se podía amar.

Mamá

martes, 16 de febrero de 2010

Corazones de Hojalata




Muerta de aburrimiento, entro una vez más al Messenger para ver quién de mis contactos está conectado y disponible. Para mi asombro, veo que el muñequito de mi hermana Cynthia está verde, por lo que le escribo un holaaaaaaaaaaaaaa con signos de admiración. Como no me contesta, le mando caritas sonrientes, corazones y finalmente un zumbido, al que responde con un lastimoso hola, casi fastidiada. La conozco.
Me dice que está trabajando, que no puede darme bola (textual), que después seguimos. Insensible. Y yo que tanto la extrañé mientras estuvo de vacaciones, muerta de frío, como escribió en su msn “frío polar en el Caribe Cubano”.
Creo que mis hermanos no entienden todavía que la familia que yo formé con Fede y agrandé con Larita, no hizo más que extender la que ya tenía, que son ellos (agrandados también), mi papá y mi mamá.
Y sin ser médicos me diagnosticaron “inmadurez emocional” por amarlos con el alma entera, por llamarlos cuando hace mucho que no se nada de ellos, por preocuparme por cosas con y sin importancia, por añorar su felicitad todo el tiempo.
Sin ir más lejos, hace unos días, cuando Cynthia y Lourdes se fueron de vacaciones y no teníamos noticias de si habían llegado sanas y salvas, pensaba en ellas y maldije al mismísimo Fidel Castro por hacer tan complicadas (y caras) las comunicaciones.
Larita de un momento a otro empezó a preguntar con su vocecita de bebé “Y Cynthia?, y Cynthia?”(léase Shintia). Ahí dije, chau! Algo les pasó, por qué la nombra tanto? Estarán perdidas en alguna isla tipo Lost, el gobierno cubano la detuvo por ser periodista, qué pasa que no llaman???!!!!
Desesperada, telefoneo al gran Aro Geraldes, quien me dice con voz de “no lo sabías?” “le dije a Erika que les avisara que Cynthia llamó, llegaron bien y la están pasando bomba!”
Ahhhh, ok! Resulta que estuve como tres días con todas sus noches sin saberlas a salvo y Erika que tiene un pequeño problema de cuelgue, no tuvo la delicadeza de aliviarme la angustia.
Como este ejemplo, puedo dar miles. Uno más desgarrador que el otro.
Llámenme exagerada, inmadura emocional, infantil, fatídica, tonta, idiota, imbécil; llámenme como quieran. Pero les advierto algo: no tengo pensado cambiar.

Fer (ultra sensible)

miércoles, 10 de febrero de 2010

Lara va al Jardín


Mi bebé comenzó el jardín! Sé que es común la frase “no puedo creer lo rápido que pasa el tiempo”, pero es real; cuando nació, parecía que faltaban siglos para ésto y sin embargo, ayer tuvimos nuestro primer día de adaptación a un mundo nuevo, que es la salita Lila de los Marineritos.
Cuando entramos, enmudeció. Se dedicó a observar todo como quien mira algo por primera vez. Y para mí, fue una certeza absoluta: Lara está creciendo.
Lo fue también cuando un día que la reté, me dijo segura de sus palabras “mamá, es mi vida”. Si aún no tiene dos años, qué me dirá, no a los quince, sino a los cuatro? Tengo que estar preparada.
Todos estamos adaptándonos, y mi deseo como madre, es estar presente. Acompañarla, incentivarla, que mi mano siempre esté a su lado por si necesita mantenerse en equilibrio.
Se vienen días de cambios: no más chupete, no más mamadera, no más dormir en el medio nuestro. No sé si lo lograremos hija, pero al menos vamos a intentarlo.

Fer (mamá)

lunes, 8 de febrero de 2010

Aquel(los) Año(s) Dorado(s)


Me entregaron, sin pedirla, una tarjeta de crédito con un límite mucho más alto del que yo podría alguna vez gastar y con un color que nunca hubiese elegido: dorado.
Cuando consulté por el costo de renovación, la oficial de cuentas me dijo que estaba bonificado si gastaba más de mil pesos mensuales. Entonces comprendí que esa bonificación no me incluía y que las bondades del plástico durarían un año exacto. Ni más ni menos.
Un mes antes de que se cumpliera el plazo hice los deberes: di de baja la tarjeta. Y como aún no estaba vencida, podía continuar usándola hasta que expire.
Y un día expiró. Y el placer que me produjo romperla fue inenarrable.
Sentí como si mis fibras se rebelaran por completo contra el sistema capitalista de consumo masivo del cual yo arte y parte.
En los instantes que duraron esos dos tijeretazos fui feliz. No iba a tener más cuotas de cosas innecesarias, me liberaría de los resúmenes, de abrir todos los meses el sobre, de hacer cálculos mentales jugando con el cierre y de la fatalidad de caer en la tentación.
Y fue ahí, cuando un pensamiento más profundo vino a buscarme. Me pregunté si eso que estaba experimentando era real. Si sería capaz de vivir con lo básico, por simple elección. Y me adentré en la filosofía del consumo y del no consumo. De la necesidad del dinero. De trabajar a cambio de una paga. De la ley de la oferta y la demanda.
Y mi cabeza estalló. Se me enroscaron las ideas, se pelaron a muerte mis principios, le llegó una extensa carta documento a mis valores, por contradecirse en plena declaración testimonial.
Por un momento me imaginé sembrando mi huerta orgánica (como ya lo hice años atrás), sacando los huevos de mis gallinas ponedoras, cocinando pan casero, viendo crecer mis hijos lejos de la gran ciudad, corriendo libres por los verdes prados, sin rejas ni asfalto, con la felicidad que infunde la vida en contacto con la naturaleza.
Y mientras esa melodía sonaba en mi cabeza, el disco (qué antigua) se rayó y supe que todo eso era imposible.
Mi intento de huerta orgánica fracasó por culpa de las semillas truchas del Plan Pro Huertas de INTA; la única vez que intenté agarrar un huevo de una gallina, casi me arranca un dedo; y cocinar no es lo que mejor me sale. Un plan impracticable.
Al menos me di el gusto de pensarme en ese lugar unos minutos y soñar con lo que querría ser, pero no puedo. Una auténtica ironía.

Fer (confundida)

lunes, 1 de febrero de 2010

Angel Face


Me desperté con un extraño en mi cama. Bastante parecido a mi marido, pero sin barba, sin bigote y como cinco o seis años más joven. Atiné a darle vuelta la cara de un cachetazo ante la inminencia de un beso de buen día, pero como estaba tan dormida, el muy atrevido me lo zampó igual.
Confundida, le pedí a los gritos que se fuera ya mismo de mi casa, con voz imperativa le pedí que confesara sin vueltas qué había hecho con mi marido y mientras me alejaba de su vista en busca del palo de escoba como arma de defensa, repetía para mis adentros, esto no me puede estar pasando, esto no me puede estar pasando.
Lo que sinceramente me llamó la atención fue su actitud despreocupada y burlona hacia mis palabras, hacia mi persona y hacia toda la situación.
Mientras yo enfurecía, él se reía y me preguntaba si le preparaba una mamadera a nuestra hija. NUESTRA HIJA??!!!! Yo con vos no tengo ninguna hija!!! Decime qué hiciste con el verdadero padre de mi hija y acaba con esto de una vez!
Él, como si nada, fue a la cocina, agarró la mamadera (sabía exactamente dónde se encontraban las cosas), la calentó en el microondas y luego se la dio a Larita, quien aún dormía.
Después fue hacia el lavarropas, y colgó en la soga la ropa que yo había dejado lavando la noche anterior.
Por último, agarró un papel de diario y lo colocó sobre el pis de Mollo. Esa fue la última pista para darme cuenta de que, definitivamente, no era mi Fede.
Por Diosssss!!!!!!!!!! Dónde lo dejaste?! Si me lo decís en este instante, juro que no hago la denuncia.
Pero nada…puso la pava, me preparó un café con leche y me invitó a desayunar juntos.
Ahí fue cuando decidí terminar con el interrogatorio; me parece que esta nueva versión es mucho más conveniente.

Fer (porque afeitarse hace bien!)