miércoles, 4 de abril de 2012

Mollo, el desterrado



Fer, viste la tarjeta que nos
dejaron bajo la puerta? Eh?! Qué tarjeta? No vi nada…
Y me entrega un sobre cerrado y
una plancha de stickers de princesas, con una notita que decía “para la
primogénita. Cariñitos”. Eso me dio miedo.
Lo primero que pensé fue que era una joda, pero no. La tarjeta era una
típica tarjeta de saludos Navideños pero estaba llena de acotaciones y “buenos deseos” escritos en tinta roja. La
letra prolija y llena de firuletes se la adjudiqué aleatoriamente a una vecina
vieja y rompe pelotas, porque el asunto no incluía firmas.
El “queridos vecinos” escrito en
el sobre me sonó irónico y era más que obvio que había un mensaje subliminal
dirigido a quien escribe, a Fede y a nuestro querido Mollo. Malditos anónimos.
Lo que decía, lo podrán leer
ustedes mismos en la imagen que ilustra esta crónica; yo voy a contarles el
efecto de esa causa.
Mollo ladra, es perro; ladra
cuando se queda solo, cuando se le parte el corazón y no puede soportar el
vacío de no tenerme cerca; ladra porque no tiene otra forma de manifestar sus tristezas ni alegrías, ladra porque es
así, porque los perros ladran y los bebés lloran y los adultos gritan.
Todo ese párrafo debería haber
sido escrito en tiempo pasado, porque
después de haber recibido el sobre, nada fue igual…
Decidimos llevarlo de vacaciones
para evitarle ladridos y llantos (y de paso, evitarnos que nos rajen del
barrio).
Parecía que sabía que estaba de
regalo; era un señor, calladito, ni mu. Llegaba a la playa, hacía un pozo bajo
la sombra y ahí se quedaba, tan buenito. En los restó(ranes), ni hacia muecas
de ligar algo de comida, en la casa que alquilamos, no hizo pis adentro ni una
sola vez. Ejemplar.
Cuando se acabó la buena vida y
regresamos a la rutina, comenzó a quedarse solo nuevamente y sin salida al
balcón por los reclamos recibidos. Y Oh, sorpresa! El milagro sucedió! Tanto
pedirle a Dios que me escuchó.
Hace sus necesidades en el
diario, no ladra, no llora; me saluda, lo acaricio, y se queda acostado en el
sillón viendo cartoon network o el noticero, dependiendo de sus ganas. Un
genio.
Al final, vecina vieja
hinchapelotas y anónima, nos hiciste un favor.

Fer (en silencio)