martes, 18 de agosto de 2009

Che, evitá colgar eso!



Si Evita tuviera la posibilidad de ver dónde pusieron un cuadro de ella, no lo podría creer. No entendería que su cara, transformada en una gigantografía, esté colgada en la entrada de un lujoso hotel boutique del centro porteño.
Justo a ella, que emanaba una fuerza que barría con todo (y todos) la vienen a usar de fondo decorativo en una recepción donde, tal vez, nunca hubiese entrado.
Pero la historia tiene este tipo de contradicciones y Eva ya no está presente para verlas. O si, pero desde otro plano inobjetable e invisible.
Acaso El Che se hubiese imaginado alguna vez, ver su rostro estampado en millones de remeras, gorros, banderas o tatuajes? No lo creo. Y ahí lo tienen convertido en souvenir para todos los gustos.
Porque ambos, estaban destinados a trascender. A dejar su rastro en la historia, generando amores-odios tan inmensos que hasta tienen sus biógrafos especialistas, cada uno dispuesto a vencer al otro con una anécdota inédita e inigualable. Sin embargo, son todas tan parecidas entre sí, que la veracidad temblequea ante cada nuevo relato.
Que Evita era una trepadora ignorante con aires de diva, que no, que era la abanderada de los humildes, la única mujer que Perón amó, la madre de todos los descamisados del mundo; no, en realidad era una facha antisemita con ideas hitlerianas.
Que El Che era un terrorista, un idealista, un revolucionario, un perfecto idiota por creer poder con todo. Y así terminó, muerto con un supuesto: apuntá bien, que estás a punto de matar a un hombre.
Probablemente hayan sido así de duales, y por eso generen tanta controversia. Por la manera en que vivieron la vida, al límite, como si supiesen que iban a morir jóvenes y no quedase tiempo que perder. Pero no lo sabían, cómo saberlo; simplemente fueron fieles a sus ideas y buscaron la manera de llevarlas a cabo, cada uno a su manera.
No se si existe algo tan tajante, tan determinante como la certeza de tener un ideal; sentir que el corazón se te enciende por una causa que se cree justa y poder accionar sobre ella. Y lograrlo. Debe ser glorioso. Orgásmico.
Fueron seres pasionales en sus temperamentos, ambiciosos en sus proyectos, desbordados en sus sueños.
Lo que lograron, a la luz de la historia, no fue poco, qué va a ser poco… decir Evita y que no haga falta aclarar de quién se trata.
Decir El Che, sin que nadie lo confunda con ningún otro: Ernesto Guevara de la Serna.
Porque evocaban todo en si mismos; apellido, historia y revolución.
Hasta la Victoria Siempre.

Fer (Patria o Muerte Venceremos)

2 comentarios:

  1. Impresionante. Me hizo poner la piel de Gallo!!!!! Muy emotiva la crónica!! Totalmente de acuerdo!!

    ResponderBorrar
  2. Hola, muy buen laburo, paso siempre que puedo a ver que hay de nuevo por aca. Con respecto a los dichos de Feinman, no te hagas cargo, yo veo lo mismo que el: no hay pelotudo que no tenga un blog, pero tambien hay gente muy inteligente que desde estos lugares puede expresar y canalizar un monton de ideas que de otro modo se perderian.
    Saludos, fuerzas y ... Larga vida a Las Crónicas!

    ResponderBorrar