miércoles, 26 de agosto de 2009

Cantinero, cantinero!


Sonó el despertador, furioso y agotado de hacer ruido cada cinco minutos, hasta que me levanté, haciéndolo callar de un golpe seco y en el blanco.
La luz entraba por la persiana, en un diseño de redondeles y líneas cortas y advertí que el día estaba lindo.
Me cambié semidormida y por inercia, como casi siempre; me lavé la cara, los dientes, me puse base, delineador y máscara para pestañas y salí apurada hacia la estación de tren.
No me sorprendió la fila que había para sacar el boleto. Ni que llegase demorado 10 minutos. Tampoco viajar parada, y mucho menos apretada.
Lo único que me llamó la atención fue olor a alcohol que tenía el señor que viajaba pegado a mí. Era penetrante, asfixiante.
Cada uno elije con qué desayunar, pensé con el estómago vacío. Y sin entrar en la temática etílica y los problemas que genera, comencé a sentirme un tanto mareada.
Traté de aferrarme a mi muñeca, en busca del 212 de Carolina Herrera, pero éste había sido devastado por el otro, mucho más fuerte se ve… temí quedar expuesta a un control de alcoholemia previo ingreso a la oficina, o peor aún, no poder hacer medio metro en línea recta.
Por todos los medios intenté alejarme, pero era imposible. Ya todo olía a vino tinto fermentado.
Cuando llegué a destino, ví las cosas con otros ojos. Sonreía sin razón aparente, se me enredaban las piernas sin poder hacer nada al respecto y las agujas del reloj estaban al revés.
No me contagié la Gripe A cuando estábamos en alerta máxima y vengo a contagiarme tremenda borrachera matutina. Cosa e´mandinga!


Fer (hip hip)

3 comentarios:

  1. Me imagino ese olor... no era un olor a un vino que da gusto tomarlo... seguramente tu compañero de viaje había desayunado en un copteín al paso algún vino tetra de muy dudosa calidad. Habrán sido dos o tres vasos, mientras esperaba la llegada del tren... y lamentablemente se subió antes que vos... capaz si hubiera pedido otro vaso, dejaba pasar el tren y vos zafabas de esa borrachera no querida

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  2. Al transitar el zapping de la TV argentina solemos experimentar una sensación cada vez más repetida: la vergüenza ajena. Lo verdaderamente novedoso es lo que contás: la resaca ajena. Ponerse en pedo por el vino que tomo otro es toda una experiencia para contar.
    Si el ladri de Víctor Sueiro (QEPD) vio la luz 40 segundos y se llenó de plata vendiendo libros, es hora de ir a por sensaciones nuevas. Ésta que contás, merece la pena...
    ¿La publicación de las crónicas en formato libro? Brindemos por eso, pero que sea con un buen Malbec y no con un tetra rantifuso de un indeseable compañero de viaje...

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  3. 212 Carolina Herrera??? que es?? una localidad del GBA y el bondi q te lleva???? como te Hambuerguesaste nanda??? En esta me pongo del lado del sr.

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