martes, 21 de julio de 2009

Y llovía llovía...


El sonido de la lluvia me inquieta un poco; le tengo pánico a las filtraciones que suelen producirse en los techos y al goteo incesante del agua contra el piso, cual reloj marcando los segundos.
Los días de lluvia deberían ser decretados feriados nacionales. Para evitar accidentes, colapsos de tránsito, salpicones molestos y baldosas engañosas.
Y a cambio, deberíamos tener la posibilidad de quedarnos en casa, tapados hasta el cuello, viendo una buena película, o durmiendo, o haciendo lo que a cada cual le brinde mayor placer (yo opto por dormir).
Porque noto cierta incompatibilidad entre persona con paraguas y microcentro.
La convivencia de ambas resulta una peripecia. Las veredas son demasiado angostas y definitivamente no hay lugar para todos. O te mojás (y circulás) o no te mojás y alguien pierde un ojo. Hay que optar por lo menos dañino. Yo, prefiero mojarme, no sé… digo, de pronto, me parece.
Y si bien esa opción es considerada la más sana en términos inmediatos, estar mojados puede traer serias complicaciones. Podríamos llegar a convertirnos en presa fácil para el virus H1N1 que anda como loco buscando refugio en nuestros pobres seres atemorizados y llenos de alcohol en gel.
De algo hay que morir? Eso dicen, pero yo preferiría, si no les molesta, pasar un par de inviernos más.

Fer (aaaachís y me tapo con el antebrazo)

3 comentarios:

  1. Odio trabajar con lluvia, sobre todo los días de lluvia como hoy: uno se emprolija, trata de esta bien, pero llena al trabajo hecho un desastre por culpa de las baldosas flojas....
    Asueto los días de lluvia
    Gracias

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  2. benditos sean los dias de lluvia, escuchar como infinidad de gotas sonorizan el ambiente de una manera ensordecedora pero armonica. Malditos sean los taxistas que fuman los dias de lluvia, la humedad de nuestras prendas y el olor a pucho, alejan hasta la mas fea. Bendita la lluvia que moja el pelo de las rubias y las hace irresistibles. Maldito los desagues porteños. Bendito el colectivero que te levanta en cualquier lado, malditos los que pasan de largo. Bendito sea el calor del hogar, maldito los radiotaxis y sus mentirosos "20 minutos de espera". Bendito el culo pegado a la estufa, maldita la zapatilla empapada... etc etc etc, podria seguir... pero esta lluvia de mierda paro un poco, y es momento de trasladarme por la city.

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  3. Es verdad, los días de lluvia no se puede salir. Para mí que los tintoreros van por las noches aflojando baldosas, una treta pensada desde el Japón para incrementar las ganancias de sus compatriotas por estos lares. Hay que andar por estas calles macristas esquivando el peligro de un escupitajo traicionero para llegar al trabajo con una pulcritud, digamos, más o menos digna.
    No sé cómo harán en Irlanda, donde llueve casi todos los días, o en Sao Paulo, con sus 300 días de precipitaciones al año... Quizá por esos pagos hagan sus buenas ganancias los paragüeros, pero de los buenos, porque el número de tuertos no ha crecido.
    Es lo que hay...

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