
Ya me he convertido en la voz humana de los desdichados caninos; por qué no, entonces, hacer justicia por la jirafa solitaria del Zoológico de Buenos Aires.
Todas las demás especies están acompañadas por pares, es decir, seres de su misma especie.
Esto no sólo fomenta la reproducción, sino que además es un aliciente para quienes comparten el encierro dentro del encierro; como debe ser la sensación de estar enjaulados dentro de una jaula aún más grande que es el zoológico.
Comparten hábitos, alimentación, momentos de sueño, preocupaciones y decorado. León con leona, monos con monas, rinoceronte hembra y rinoceronte macho, o al menos si no difieren en el sexo, de aspecto son exactamente iguales.
Pero la pobre jirafa…SOLA. Sin ninguna posibilidad reproductiva (y de ningún otro tipo). Una injusticia en el intrínseco sentido de la palabra.
Para quién se va a poner linda? Para el avestruz que ni se enteró que la tiene de compañera de claustro? Quién le va a ayudar a contar sus manchas, a medir su cuello; quién mirará con ella las alturas de la ciudad? La respuesta es nadie, nadie, nadie. Porque al menos por ahora, la jirafa está sola solita con su alma en pena.
De dónde hay que traer una jirafa macho??? De África? Bueno, vayan pidiendo una ya mismo! Si, mejicanotes dueños del Zoo, la jirafa exige que se haga una pequeña inversión para poder continuar el show. Sino, devuélvanla a su hábitat y ahí van a ver la cantidad de jirafas de todos los tipos que encuentra.
Cómo? Que hay que tener una jirafa a modo de muestra para justificar la entrada? Bueno, tengan dos y serán dotados de ganancias extraordinarias. Anímense a hacer el gasto, no sean canutos. Piensen si a ustedes les gustaría estar de vidriera con un enano de jardín como único compañero.
Y? qué me dicen? Que lo van a pensar; bueno, perfecto, les doy cuarenta y ocho horas así, en letras, para que sea más explícito. Pero tengan en cuenta, que la jirafa es mi representada legal, y su negativa podría tener graves consecuencias.
Fer (en son de paz)