
Corría el año 1989, yo estaba cursando tercer grado y estábamos en clase de lengua; la consigna era armar palabras con letras sueltas que previamente nos habían sido entregadas, y quien más palabras formara, tendría un premio.
Motivada por el incentivo, puse en práctica toda mi imaginación y armé más palabras que nadie en el grado. Cuando le entregué, orgullosa, mi cuaderno a la señorita, ví que una línea roja e injusta tachaba una de las palabras, lo cual me dejó fuera del podio, y el premio fue para otro.
La palabra que había puesto como incorrecta fue ROSQUETE; me dijo que se escribía RODETE. Y no, señorita maestra, yo quería formar, con todas las letras que me quedaban, ROSQUETE, que es como una especie de factura redonda, con un agujero en el medio, tipo donut, o tipo rosquilla de Homero, bañada en merengue, riquísima, típica del Norte.
Le expliqué, entre pucheros de rabia, que esa palabra existía, que no era un invento mío; le dije que acá, en Buenos Aires, los rosquetes no se conocen, pero que en Tucumán los vendedores los llevan en enormes bandejas de mimbre y los venden, casa por casa, y la gente los espera rogando que les queden unos cuantos, para comerlos mientras toman mate. Le conté, que luego de comerlos, las manos y la boca, quedan teñidas de blanco y que el placer más grande consiste en chuparse los dedos y esperar al día siguiente para saborear otro más. Le expliqué todo eso, pero aún así, me aseguraba estar equivocada. In jus ti cia! In jus ti cia!
Decidí darme por vencida, hacer como si ella no estuviese errada y volver a mi banco, esperando el placer de los dioses.
Hoy llegó ese día: Escuchame, maestra de cuarta de tercer grado, sí sí, a vos te hablo; de tu nombre no me acuerdo, pero sí de tu permanente mal hecha, de tu cara de nada absoluta y de la vez que me tachaste “rosquete” con total ignorancia e impunidad. De eso me acuerdo clarito. Espero que durante estos años te hayas amigado con el diccionario, para no cometer nunca más, la brutalidad de desilusionar a una criatura de 8 años con tu escaso sentido de la educación.
Ah,y por las dudas, acá te transcribo dos de las cuatro acepciones, según la real Academia Española. He dicho.
rosquete.
1. m. Rosquilla de masa, algo mayor que las regulares.
2. m. C. Rica. Pastelillo de forma rectangular, hecho de harina gruesa de maíz y azúcar.
Fer (rosquete zoquete, rosquete!)