jueves, 14 de mayo de 2009

Muralito


Preparar un evento, por más simple que sea, es estresante. Hay que estar en todos los detalles, lidiar con esto, con aquello y lo más importante: rogar a Dios que los astros estén alineados para que nada falle.
Recuerdo haber pasado por esa situación cuando me casé; salir del trabajo a las corridas para elegir manteles, caminos, platos de sitio, centros de mesa, torta, música de entrada al salón, a la iglesia, invitaciones e infinidad de etcéteras. Por lo general, eso se hace de a dos, en primer lugar porque es algo que involucra a la pareja y en segundo lugar porque sería imposible de otra manera.
Pero hay cosas que cada uno debe hacer por su lado, como ser la prueba del vestido, el maquillaje y la elección del ramo, en el caso de la platea femenina. Y el traje, en el caso de los muchachos.
Averiguando maquilladora, llamé a una que me habían recomendado y acordamos una prueba. Me dijo que también era peluquera, por lo que, matar dos pájaros de un tiro con la escasez de tiempo pisándome los talones, me pareció perfecto y coordinamos también la prueba de peinado.
Apenas la vi, dudé que esa mujer pudiera peinar y maquillar a alguien. Pero no hay que ser prejuicioso.
Sacó de su bolsito unas pinturitas que parecían las de “Juliana maquillaje”, que no las conocía ni el fabricante. Sin espejo de por medio, comenzó su tarea. Yo lo único que quería era que terminase, anticipando el resultado desastroso que iba a comprobar minutos más tarde.
Cuando terminó de hacer su collage en mi cara, siguió con mi pelo (parece que la saña era grande). Lo llenó de hebillas invisibles que las veía hasta un ciego por cómo las había colocado y me dijo listo! Te podés mirar.
Ahhhhh noooooo! Yo no puedo explicarles el desastre que me había hecho! Tenía los pómulos rojos, pero bien rojos, como si me hubiesen aplastado un tomate en cada cachete; el rimel estilo parkinson, todo corrido; la sombra traspasando el ojo. Por un momento pensé en la posibilidad de caratular esta atrocidad como venganza, pero era imposible. Nunca antes me había cruzado con esta impostora. Quizás haya sido en otra vida.
Abrigué la esperanza de que mi cara le haya transmitido mis ganas de ahorcarla sin más. Y por lo visto así fue. No hizo falta decirle nada. Le pagué (si, encima le pagué) y se fue con un “cualquier cosa, avisame”.
Sisisi, quedate tranquila, ya mismo arranco yo con el bricolage de pegar tu foto por todo el barrio para que no haya una sola víctima más.
Qué acertado estaba Tusam (QPD) “todo puede fallar”

Fer (versión Crosty)

3 comentarios:

  1. Con familiares en el mundo de la justicia ¿por qué no hubo carta documento? ¿Estás segura que era maquilladora? ¿No era el representante de Piñón Fijo o el payaso Plin Plin? Saludos

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  2. Qué remembranzas... Krusty; Plin Plin; Piñón Fijo; Pepe Payaso y Ratontito; Gaby, Fofó y Miliki; Pepino el 88; Malaonda... ¡Muralito! Espero que no haya sido para tanto y no haya que agregarte a la lista, Nanda.
    Pero cambio de tema. Más allá de maquillajes y recauchutajes diversos, hace tiempo que me venía preguntando por las andanzas de esa luz que guía el pensamiento de los padres para encaminar a sus criaturas por las sendas del bien, el amor y la justicia. Me refieron a las Lic. EliZabeTH. Desde aquella riesgoza exposición a los efluvios emanados por un espiral no se supo más de ella. Pero, oh sorpresa, la escuché este mediodía en la FM de Radio Continental.
    Espero que ahora que es una exitosa mujer de los medios, no deje de regalarnos sus sabios consejos en este blog, que no se farandulice, que no se haga botinera con un fullback de Colegiales, que no aparezca patinando por un sueño ni exhiba su voluptuosa delantera en alguna revista masculina (no sé cuáles son, me contó un amigo).

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  3. simple nanda, el problema no era la maquilladora/peinadora, el problema es que no tenes arreglo!

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