lunes, 26 de abril de 2010
Si!esta
No tengo dudas de que mi amor maduro por la siesta tiene su origen en haber nacido en el Norte de la Argentina, más precisamente en Tucumán, donde el tiempo se para a las 13 horas y arranca nuevamente a las 16 o un poco más tarde quizás, dependiendo de la estación del año.
En verano, cuando la temperatura asciende los 45º es imposible andar bajo el sol en esos horarios y de ahí la necesidad de resguardarse unas horas, para retomar las tareas cuando el calor no es tan agobiante.
Recuerdo que mi mamá escondía la llave de la puerta bajo su almohada, mientras ella dormía, para impedir que bajásemos a jugar y se ve que cada madre tenía una táctica diferente (o tal vez la misma) para evitar la huida, porque ninguno de nuestros amigos salía durante esas horas. La espera se hacía eterna; nuestro reloj infantil no concebía la idea de dormir si no era exclusivamente de noche. Y era una fiesta cuando al fin se despertaba y se encendía la luz verde para salir a jugar.
Hoy, cuando la siesta pasó a ser un milagro de algunos sábados, es cuando más añoro esos años primeros, esa media luz que invitaba,sin lograrlo, a que cerrásemos los ojos.
Y es hoy también cuando disfruto más que nunca meterme en la cama, tipo tres de la tarde, tapada hasta el cuello, abrazada a Larita y despertarme luego de dos o tres horas y decir con todo el placer del universo: qué siesta nos hicimos cucuzí!
Fer (zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz)
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habrá que dormir la siesta más seguido...
ResponderBorrarde chico, como iba a un colegio de tarde, nunca dormìa la siesta... la primera vez que lo hice, fue en Mar del PLata, mis padres me obligaron a dormir la siesta porque a la noche iba a ir a la cancha... ellos se fueron con mis hermanos y con unos amigos a Sierras de los Padres,... yo me quedè con mis abuelos... dormì como tres o cuatro horas... cuando estaba listo para ir a la cancha se desató una tormenta impresionante y el partido se suspendiò... yo me pregunté: ¿para qué dormí la siesta?
Mis recuerdos de la siesta son provincianos. También del interior, aunque bastante más cerca de la capital, en Pergamino me obligaban a dormir la siesta, y claro! ni se me ocurría hacerlo! era la hora del recreo, de las travesuras en silencio, porque guay! de despertar a los viejos, o a los vecinos en la tan preciada hora de descanso. La ciudad quedaba prácticamente desierta y salir a la calle era un milagro. De grande por supuesto, extraño, ansío, deseo y apoyo la siesta! Deberíamos parar un rato, y volver renovados...
ResponderBorrarLo curioso (o no tanto) que al menos en mi ciudad, la costumbre se va perdiendo, y cada vez son más los negocios que atienden de corrido.
Gracias por los recuerdos Fer!
Ceci
Qué lindo despertarse desorientado, sin saber si está anocheciendo o amaneciendo... Ese andar tarambana después de tres horas de siesta, tapado hasta los ojos y con la persiana bien apretada, para que no entre ni un hilito de luz...
ResponderBorrarLamentablemente hace mucho que no puedo consumar este placer inigualable. Será en agosto, cuando tenga vacaciones...
nosotros seguimos con la siesta, aunq sea 20 minutos, 40 lo q sea! si no el cuerpo no da!!! ja
ResponderBorraryo no tengo siesta :(, 8 a 14 laburo 15 a 19 facultad, es para llorar!!!!
ResponderBorrarQue linda q es la siesta...y despertar con la almohada pegadiiiiisima a la cara!!!! (Señal de que nos hemos desmayado!!!))
ResponderBorrarYo hago eso casi todos los días tipo tres y media nos vamos a la cama con Juli nos abrazamos y nos torramos mallllllll dos o tres horas y me encanta!!!!! Y lo disfruto a conciencia por q sé q pronto se van a acabar mis siestas con Chule y voy a tener q salir a trabajar, una cag....
ResponderBorrarAguante la siestongaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!
Fer! sabes que en Holandes tambien dicen siesta!!! unas de las pocas palabras que no tiene traduccion, yo amo la siesta los domingos lluviosos y frios!
ResponderBorrarFer...qué pasa? hay huelga de crónicas?
ResponderBorrarextraño leerte!
beso,
Ceci