jueves, 19 de marzo de 2009

Hay gente que empalaga sin necesidad. Que empalaga gratis. Como esas tortas de cumpleaños que comemos de compromiso, porque la hizo Pirulita con tanto esmero, y cómo voy a decir no gracias, estoy llena. Bueno, dame un pedacito, finito. Bien chiquitito.
Esa gente que les decía es mucho peor que una porción de torta; porque hablan y hablan y hablan, todo en diminutivo, tratándonos con palabras tales como: corazoncito, mamita, bomboncito, amorcito. Esperen que me dio una arcada.
Son auténticos enviados de Satán y se disfrazan (o intentan hacerlo) con palabras supuestamente agradables, produciendo el efecto absolutamente opuesto.
Esto sucede, generalmente, en las personas mayores y de sexo femenino.
Y particularmente en la señora que atiende la mercería de mi barrio. Fui pocas veces, habrán sido tres, y me parece demasiado. Pero el precio de comprar un simple cierre, un hilo o un botón, era excesivamente caro, no por el valor de esas nimiedades, sino por tener que soportarla.
El señor que estaba al lado, parecía ser el marido. O un compañero de muchos años de trabajo. Me di cuenta por la cara de resignación que tenía. Era…cómo decirles… vieron cuando algo ya no tiene remedio? Como cuando no hay nada más por hacer? Bueno, esa era la cara. Lo compadecí.
Yo sólo había estado cinco, seis minutos y me había parecido una eternidad; imagino que a ese pobre hombre los años ahí dentro, en ese local de dos por dos, se le debían multiplicar infinidad de veces.
Algo más, dulce? No, eso sólo. Cuánto es? Dos pesitos con cincuenta, mi vida.
Estuve a punto de decirle que yo no era “su vida”, pero me contuve. Aquí tiene. Justo. Ah, mi corazoncito! Gracias por el cambio. De nada.
Y me fui decidida a no volver nunca más. Aunque me quede de paso. Y me pregunto… hay necesidad?




Aclaración: Los diminutivos sólo están permitidos en el siguiente caso y sin excepción:

Ø Cuando le hablamos a los bebés (nadie puede evitarlo), sin caer en el exceso.



empalagar

tr. Causar hastío o hartura una comida, principalmente si es muy dulce. También prnl. o intr.: la miel empalaga.
Fastidiar, molestar: es tan cariñoso que empalaga. (ahi situamos a los indeseables)

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